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XXIV Congreso Pedagógico 2019 

EDUCACIÓN PÚBLICA EN LUCHA
LECTURAS Y REGISTROS PARA LA CONVIVENCIA CIUDADANA

Ponente: Amalia Vargas*

Título: Pueblos Originarios. Reconstruyendo la historia para una convivencia ciudadana e intercultural

Palabras clave: Pueblos originarios. Pedagogía integradora, comunitaria e intercultural. Mullu (círculo), Ayni (reciprocidad), Yachay (sabiduría).

Resumen

Hoy muchos pueblos originarios son invisibilizados y se desconocen sus sabidurías y códigos de respeto. Es importante luchar por la educación con conciencia y creatividad, una Educación con Historia verdadera. Las estrategias de resistencias de los pueblos indígenas nacen y responden permanentemente a la negación del Estado-nación argentino.

La lucha por la educación y la escuela surge como una manera de visibilización y herramienta de defensa frente a las grandes políticas capitalistas que hoy la Argentina vive. La lucha por una educación bilingüe y de contexto surge por la recuperación de la identidad y la valoración de las raíces de cada pueblo.

Introducción

A lo largo de nuestra historia los pueblos originarios han desarrollado prácticas que demuestran su capacidad de transformación, resignificación y creación, elementos que han desarrollado no obstante la constante agresión y exclusión de las sociedades dominantes.

Este trabajo fue realizado en el marco del XXIV Congreso Pedagógico UTE “Educación Pública en lucha, lecturas y registros para la convivencia ciudadana”. La educación es un espacio donde se puede apreciar de mejor forma estos procesos de lucha; desde los pueblos y las comunidades indígenas la lucha por la educación y la escuela no se debe ver como una lucha por obtener la escuela estatal que legitima una diferenciación esencial entre las personas, uno de los errores de la política multicultural. Algunas corrientes en la actualidad creen que para ser indígena se debe mantener intactas algunas prácticas y costumbres, debe ser «originaria»…  vestir de una cierta manera, hablar su lengua y estar aislados en las montañas o montes. Esta es una mirada que se quedó en el tiempo, es una creencia que niega las estrategias de las comunidades indígenas en su larga lucha de resistencia a la sub alternización colonial de las elites gobernantes. La lucha de los pueblos originarios por la educación debe ser vista como una respuesta defensiva a la segmentación y la exclusión de la articulación señorial de la sociedad, la economía y la política del Estado-nación, hoy más capitalista que en otros tiempos.

Retomando la pedagogía integradora, comunitaria e intercultural

Yachashayk`u - Estamos aprendiendo

Hoy muchas veces lo primero que se enseña son las jerarquías: los buenos, los mejores, los malos, los peores. En ese contexto nuestros alumnos empiezan a competir entre ellos mismos, ahí se enferma el espíritu, como dicen los maestros antiguos, entra la tristeza. Por tanto ¿qué vamos a hacer? El profesor tiene un sistema de enseñanza, un sistema que a veces es solo individual y con una evaluación individual. Hoy buscamos una pedagogía liberadora pero a veces seguimos los patrones piramidales occidentales, es tiempo de retomar los conocimientos empíricos latinoamericanos y comenzar a descolonizarnos.

Para continuar con el desarrollo de este trabajo tomaré algunos conceptos de nuestra cultura andina, del noroeste argentino, en lengua quechua-runasimi. En las escuelas trabajamos con el Mullu (círculo) de niños y niñas, trabajamos el respeto del tiempo del otro por medio del Ayni (reciprocidad), teniendo en cuenta que en cada acto voy creciendo y acumulando Yachay (sabiduría, conocimiento), y ese conocimiento estará bien fortalecido cuando yo respete mi palabra, o sea cuando yo le dé fuerza a mi palabra. Hoy se ha perdido el respeto a nuestra propia palabra y es ahí donde debemos trabajar. El valor de la palabra nos habla de la fuerza que tiene esa persona al cumplirla y de ahí deviene el respeto de mi compañero.

Mullu, la circularidad en clase

Creo que es importante rever nuestras costumbres, ver desde dónde tomamos ciertas costumbres o modas externas. Desde otros pensamientos se dice que estamos en un mundo piramidal, donde el hombre es el que posee el conocimiento, luego vienen los animales, los árboles y al final las piedras. Esas divisiones solo nos llevan a una desintegración en las diferentes ramas; por ejemplo, en biología les enseñan que el ser humano es el único que vive y que piensa y que es superior, y los animales sí viven, pero no piensan y son inferiores. Y más aún, las montañas no viven, una montaña es algo inerte e inorgánica.

En este contexto es donde debemos trabajar la convivencia ciudadana de todos juntos, desde  nuestras relaciones con los otros dentro de un gran mullu, un gran círculo, dando valor a todos los seres que están en él conviviendo en el día a día; somos parte de esta gran naturaleza y todos estamos interconectados, desde una pequeña plantita hasta nuestra relación con la luna.

Hoy la ciencia ha avanzado, incluso existen estudios donde se demuestra el código que usan los árboles[1] para comunicarse entre ellos y defenderse ante el asecho de animales depredadores, un ejemplo es la acacia. Por años abuelos y abuelas de diferentes culturas han transmitido esos conocimientos y hoy la física cuántica asegura que es así.

                                               

Hacia un pensamiento comunitario… una pedagogía comunitaria intercultural

¿Es posible una pedagogía intercultural? Creemos que sí, en la medida en que como colectividad, como pueblo, entendamos que este proceso de comprensión de nuestra condición intercultural cruza la vida cotidiana nacional y que se trata de reconfigurar nuestra sensibilidad para una convivencia ciudadana en mayor armonía y desde una práctica concreta (Mamani, 2015). La escuela juega un papel central, más allá de reconocerse el sutil encanto del folklore, la riqueza de mitos, cantos ancestrales, transiciones históricas que han pasado en este espacio milenario de nuestros territorios hoy llamado Argentina. Es importante concebir los programas oficiales no como formulaciones autoritarias en las cuales el Estado se convierte en el gran censor de los contenidos, sino como resultado de consensos para una educación que entiende la diferencia como factor de convivencia y enriquecimiento.

Llankay, trabajo

Reconocemos que en la Argentina los docentes vienen trabajando duramente, pero es necesario un trabajo profundo desde otras perspectivas; salir desde lo que repetimos en cada planificación. En la educación debemos buscar una “pedagogía comunitaria”, “pedagogía integradora”. Y ¿qué significa esta pedagogía comunitaria, integradora? Me invito y los invito a revisar el enfoque, y plantear el enfoque comunitario. ¿Qué significa esto?  Significa que la educación es “tarea de todos”, no solo del profesor, del director, también del padre, de la madre, del vecino, del abuelo, de todos. Hoy se ha delegado la educación solo al profesor, y volvemos a caer en el individualismo, el docente como el único encargado de ese niño o niña; es necesario volver a trabajar desde el yachay, desde la sabiduría que vive en nosotros, teniendo en cuenta el cuidado de nuestros compañeros, ayudándonos mutuamente, eso es pensamiento comunitario para volver a integrarnos con todos.

Hoy, y en más de una ocasión, la sociedad no se asume en su conjunto, la educación se desvincula. Por tanto, la sociedad no puede exigir al niño algo que ella misma no cumple, estamos en una sociedad dividida, fragmentada, donde no hay unidad, ni siquiera desde lo básico que es la familia. Comparto un ejemplo: si le decimos a un adolescente no fumes porque es malo y nosotros fumamos, obviamente no nos van a escuchar. Porque se debe educar con el ejemplo, con el caminar la palabra, rimayniy, o sea respetar nuestra propia palabra, la palabra es verbo, el verbo es acción - energía y vibración, desde ahí se dictan las enseñanzas en las comunidades, desde el respetar la propia palabra.

 

Hoy más que nunca debemos asumir que la educación es permanente, acción constante, y es tarea de todos, puesto que se da todo el tiempo en diferentes contextos. Nadie puede decir yo ya me he educado y listo, hasta acá, no puedo aprender más. Cada día vamos aprendiendo recolectando yachay - sabiduría, en las relaciones interpersonales y en las relaciones interculturales. Todo es mullu - circular y cíclico. Cuando hablamos de pensar desde lo “circular y cíclico”, significa no cerrarnos a la enseñanza y al recuerdo que el niño, el joven y todos los seres traen y entregan consigo en su aspecto natural de expresión. O sea, debemos tener en cuenta que no solo el profesor o la profesora o el padre o la madre enseña al niño. El niño aprende del joven y el joven del niño, y hoy aprendemos de los niños nuevamente, por su rapidez y conexión con las tecnologías avanzadas. Este tiempo nos dice que es el tiempo de Pachakuti, tiempo de retorno al conocimiento de luz, nuestros niños vienen con mayor yachay - conocimiento, y es ahí donde debemos focalizar, en el conocimiento que ya traen de sus casas.

Evaluar desde lo comunitario, intercultural

Es importante pensar una evaluación comunitaria, en alguna instancia de nuestras planificaciones, porque hasta ahora hemos evaluado simplemente niñx por niñx y eso desintegra. Es una manera de evitar generar competencia entre alumnas y alumnos, e inconscientemente generar instancias de envidia, bullyng, etc.; si uno dice “yo gano”, no le importa su alrededor; ese espíritu no es bueno para el futuro. Por tanto debemos planificar  desde la pedagogía comunitaria, teniendo en cuenta a nuestros estudiantes y sus regiones desde donde llegan.

Podemos comenzar a trabajar de manera comunitaria en el aula, realizando tareas complementarias en las cuales cada uno vaya aportando según su capacidad natural, según su don. La metodología actual dice ser “objetivo”, y desde la física cuántica, de la ciencia cuántica,  sabemos que lo objetivo no existe. Todo acercamiento de un ser a otro modifica en ambos. Basta que uno piense, afecta al entorno. Basta que uno emite una palabra, afecta al entorno, recordemos: la palabra es verbo acción. Cuando decimos algo hiriente a una niña o un niño, eso queda grabado en su corazón y no se puede borrar; por eso, cuando decimos, hay que acercarse a enseñar desde una gran responsabilidad y respeto.

Debemos educar desde la responsabilidad: los maestros decían siempre “te tienes que acercar con responsabilidad”. Todo lo que pensemos, todo lo que hagamos, tiene que ser con responsabilidad, porque tiene repercusión en el entorno. Actuar con respeto y caminar nuestras palabras.

El Ayni, nuestras experiencias.  Yo te doy - tú me das. Reciprocidad

Todos tenemos capacidades naturales, cada uno de nosotros, algunos de hablar, otros de pensar en abstracto, otros de pensar en concreto, otros de cantar, otros tienen habilidad en las manos, otros fuerza para iniciar, otros para continuar, otros para terminar. Todos tenemos capacidades. Por tanto hay que crear, en el proceso educativo comunitario, espacios de expresión de esas habilidades y capacidades naturales. Buscar la manera de que el don que cada niña o niño trae, florezca y no enterrarlo, solo porque desde un sistema se dictan pautas que nada tiene que ver más de una vez con orígenes y contexto.

El proceso de pedagogía comunitaria busca ampliar espacios para que todes puedan expresar sus capacidades naturales. Estas son algunas pautas de la pedagogía comunitaria. Para eso tenemos que generar una interrelación. Una conciencia de que todo es importante, de que todo es necesario. No hay nada en la naturaleza que esté fuera, o al margen o en demasía, si no está en su perfecto orden, en su perfecta armonía y en su perfecto equilibrio. Y la educación es camino dentro del proceso de descolonización, del vivir mejor para pasar al  sumaq kausay, allin kausay - buen vivir, o vivir bien. Es importante que nosotros como docentes, maestres, profesores empecemos a enseñar cómo coordinamos, cómo armonizamos, cómo equilibramos permanentemente a nuestros grupos para nosotros mismos poder armonizarnos. Dentro de la pedagogía comunitaria hay principios, este es uno de ellos: el abuelo te dice “si uno gana (todos hemos ganado); si uno pierde, todos hemos perdido. Otro de los principios del allin kausay es trabajar con conciencia, dicen los abuelos todo lo que haces con intensidad vuelve a ti (Mamani, 2015). El hombre es un ser natural y social y como ser natural debe allanarse al orden de la naturaleza y del cosmos, porque es parte de esa dialéctica y de esa evolución.

¿Y qué es el ayni? Ayni[2] es la reciprocidad y la ayuda mutua dentro de la educación. En el norte argentino se aplica el ayni en diferentes situaciones, el ayni fue un sistema de reciprocidad ampliamente practicado por los pueblos andinos y que alcanzó su condición de principio de estado durante el Tawantinsuyu[3] de los Incas. El ayni implica que quien necesita ayuda es asistido por los miembros del ayllu (familia-comunidad), debiendo el beneficiado posteriormente retribuir asistiendo mutuamente cuando otro comunero lo necesite. Marcel Mauss cita el “Don” en otros pueblos como otra forma de reciprocidad. El concepto de ayni está integrado en las escuelas tal vez desde otras perspectivas. Como el intercambio de favores.

Bastón[4] de la palabra y las ceremonias a la Madre Tierra

Dentro de la educación he trabajado con tercero, quinto y sexto grado este tema, desde la ayuda mutua en las tareas, el trabajo circular; una vez al mes hacemos un círculo y hablamos de un tema que surja, luego nos saludamos y agradecemos ese espacio de la palabra. En este espacio nadie puede hablar sobre el otro, para ello nos manejamos con un bastón o la varita de la palabra, como la llaman los niños,  que fue decorada por los alumnos. En este espacio tienen que recibir la varita de la palabra, para hablar, el niño o la niña al sostenerlo puede hablar (esta es una manera de que los chicos se escuchen y yo los escuche). En este espacio, donde cada uno pidió hablar, se lo hace desde el respeto y con el corazón. Esta es una manera de evitar la agresión, la burla entre les niñes y una manera de respetar el espacio del que está hablando.

En otras oportunidades realizamos ceremonias a la madre tierra Pachamama, al agua, en el patio de la escuela, donde cada uno se ocupa de que el otro realice el agradecimiento a la tierra como corresponde. Cuando veo eso en mis alumnos creo que ya no necesitan que alguien los guíe porque lo están tomando con respeto y responsabilidad, respirar el olor de las flores, de las hierbas como menta, jarilla, manzanillas les permite vivir una experiencia única en su niñez, compartida con sus compañerites esa memoria corporal, visual, olfativa queda grabada y el aprendizaje queda en su memoria corporal e incluso, para algunes, espiritual.

            

¿Cómo la ética de la reciprocidad posibilita la comprensión de la educación que la subyace?

La educación como término adquiere un nuevo contenido desde dicha ética. La ética de la reciprocidad concibe la educación como “enseñar - aprender a vivir bien en comunidad o sociedad”[5]. Porque dicha comprensión de educación es la reciprocidad con y por el enseñar y con y por el aprender. Un enseñar que no se separa del aprender y un aprender que no se separa del enseñar; la reciprocidad con y por el enseñar y con y por el aprender. Ese enseñar -aprender es para vivir bien en comunidad. Hasta aquí, la ética de la reciprocidad otorga una nueva comprensión de lo que significa educación y desde un punto de vista propio (Quintanilla, 2010).

La educación del vivir bien en comunidad o sociedad halla soporte en su pedagogía, la pedagogía ética. Dicha pedagogía comprende la relación de coincidencia entre educando-maestro a nivel formativo y vital, el educando y el maestro (Yatiqiri-Yatichiri[6]) tienen una relación de responsabilidad recíproca: “El educando es con y por el maestro y el maestro es con y por el educando. Ambos son recíprocos y complementarios”[7]. Por tanto, la ética de la reciprocidad encuentra su contenido educativo en la relación de correspondencia de estudiante-maestro, los cuales se educan permanentemente, pues la ética de ambos procede de la Pachamama y es por el cuidado y la reproducción de la misma que esto sucede.

La pedagogía ética dispone la práctica de la enseñanza-aprendizaje. Las tareas de enseñar-aprender están en ambas: “el contenido de enseñar es aprender y el contenido de aprender es enseñar”. Todo lo anterior quiere decir que al enseñar se aprende y al aprender se enseña. (Quintanilla, 2010). Todo esto hace que la ética recíproca y la educación sean inseparables en el mundo andino y lleve al pueblo a una convivencia ciudadana respetuosa. Por lo cual es urgente que se pueda desplegar una educación, pedagogía, didáctica y currículo con pertinencia cultural.

Por una Educación con Historia Verdadera

Hoy muchos pueblos originarios son invisibilizados y se desconocen sus sabidurías y códigos de respeto, hoy luchamos por ser visibles. Creo es importante luchar por la educación con conciencia y creatividad, una Educación con Historia verdadera, donde no se tome a los pueblos, o al grupo, para domesticarlos ubicados en situación de subalternidad. Las estrategias de resistencias de los pueblos indígenas nacen y responden permanentemente a la negación del Estado-nación argentino. A lo largo de la historia de Argentina se ha demostrado que los pueblos indígenas han apoyado en situaciones de guerra al Estado, como el caso de Malvinas y la guerra del Chaco, han apoyado a los héroes como San Martín y otros, quienes supieron respetar a los hijos de la Tierra, que hoy son parte del Estado, pero aún son invisibilizados. La lucha por la educación y la escuela surge como una manera de visibilización y herramienta de defensa frente a las grandes políticas capitalistas que hoy vive la Argentina. La lucha por una educación bilingüe y de contexto surge por la recuperación de la identidad y la valoración de las raíces de cada pueblo.

Es necesario permitir una mayor discusión de fondo de las partidas presupuestarias en relación con la política educativa. Debemos ver cuánto de lo nuestro, de nuestras cosmovisiones, prevalece en el Diseño Curricular, cuánto prevalece de nuestra historia regional argentina y de nuestras realidades culturales.

Finalmente uno de los desafíos sería superar la visión de interculturalidad como sola cuestión de comunidades rurales, sino barriales. En la Argentina, la política estatal debe proveer los recursos para que se garantice la modalidad educativa de la EIB a través de medidas, tales como la creación de nuevos establecimientos educativos en zonas aledañas a las comunidades aborígenes (sobre todo del nivel secundario), la mejora de la formación pedagógica docente y el tratamiento de la lengua nativa en la currícula, entre otras. También, se deben adoptar medidas para evitar la deserción escolar, siendo su principal causa la pobreza y/o enfermedad, brindando prestaciones alimentarias y sanitarias, respectivamente.

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Notas

* Amalia Vargas. UNA-CAEA. Prof. Danzas y Bellas Artes Universidad Nac. Arte (UNA), Lic. en Culturas Tradicionales, Lic. en Bellas Artes. Magister en Culturas Tradicionales, orientación Sistemas de Creencias.​

[1] La doctora Suzanne Simard de la Universidad de Columbia Británica lleva más de 30 años investigando cómo se comunican los árboles y ha demostrado que aquellos que son de la misma especie interactúan entre ellos y se ayudan a sobrevivir. La bióloga Susan Dudley de la Universidad McMaster, Canadá, también apoya la teoría de que los árboles son seres sociables y que hablan un idioma común, no compiten con los de su misma especie, se apoyan los unos a los otros y tienen desarrollada una conciencia de grupo, podríamos decir conciencia comunitaria, lo que los humanos deberíamos recuperar.

[2] El símbolo del ayni son las manos cruzadas, es el símbolo por excelencia del Ayllu de la comunidad humana basada en las formas de reciprocidad andina: Ayni, Mita, Minka y Wayka;  a través de ella se representa los valores andinos del Khuyay (Amar), Munay (Querer), Yachay (Saber) y Llankay (Laborar). Porque es a través de estos principios que nuestros antepasados construyeron su civilización, una civilización basada en el amor y la compasión (Khuyapayaq), y por esto decía el Inca Garcilaso que en el Tawantinsuyu no se conocieron pobres, ni niños abandonados, ni viudas desprotegidas, ni ancianos mendigos, pues todos fueron cuidados y asistidos por la comunidad (Ayllu).

[3] Tawantinsuyu, palabra quechua; en castellano, las cuatro regiones del sol, que el antiguo estado inca dominó, esto incluye todo el norte argentino, llamado kollasuyo, de ahí viene el nombre kolla, porque somos los del sur.

[4] El Bastón de Mando es el símbolo que se entrega a las autoridades de los pueblos originarios al recibir un mandato. Aquel que lo recibe se responsabiliza de servir con empeño y honestidad, este es el peso que tiene, que aprendieron los niñes,  pero en el ámbito del aula los niñes prefirieron llamar “la varita de la palabra”.

[5] Víctor Hugo Quintanilla, op. cit. p. 165.

[6] Yatichiri del aymara “maestro el que enseña”.

[7] Hace referencia a la relación recíproca entre educando-maestro atados al sujeto de la Naturaleza. 

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