top of page

XXV Congreso Pedagógico 2020

EDUCACIÓN PÚBLICA, REINVENTAR PEDAGOGIAS
COMUNIDADES, MEMORIAS Y SOLIDARIDADES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Ponentes: Beatriz Chisleanschi y María Florencia Ego [1]

Título: El trabajo en pareja pedagógica. ¿Cómo se hace la escuela donde no hay escuela?

Palabras clave: Pedagogía - Vínculos - Amorosidad - Ternura - Pareja - Creatividad - Cuerpo

El presente trabajo tiene como propósito mostrar cómo en una situación de pandemia mundial,  donde la vida y la muerte caminan por límites muy finos, y ante un obligado aislamiento, los  procesos de enseñanza y aprendizaje encuentran caminos para recrearse. Asimismo, se  destaca lo enriquecedor del funcionamiento en pareja pedagógica y revaloriza la extensión de  lazos amorosos y tiernos en el vínculo pedagógico. El triunfo de Eros sobre Tánatos. 

 

De posibilidades y oportunidades 

 

El 20 de marzo del 2020 marcó un punto de inflexión en la concepción homogeneizante del  Sistema educativo, en la construcción social de las escuelas (en plural como destaca la  historiadora Elsa Rockwell) y en el sostenimiento del vínculo pedagógico.

 

La pandemia, y su consecuente Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), atravesó a  docentes y alumnes como una daga en el corazón del hacer pedagógico. Si, hasta ese  momento, la tecnología ingresaba tímidamente en las escuelas, la aparición del COVID-19 puso en cuestionamiento su formato prusiano y abrió las puertas al mundo digital y virtual.

 

Una primera instancia de desconcierto obligó a repensar y repensarnos en nuestro rol docente.  Cómo sostener el proceso de conocimiento en sus dos instancias, el de enseñanza y  aprendizaje; cómo fortalecer la importancia del aprendizaje con les otres cuando se llamaba a  un aislamiento y, fundamentalmente, cómo sostener el vínculo cuando éste era mediado por una pantalla.

 

Una sensación de desmoronamiento, de incertidumbre, de que se hacía imposible sostener el  mundo y la vida que hasta hace poco estaba allí, como describe el escritor Carlos Skliar (2020)  en su trabajo “Una bienvenida que haga diferencia”, fueron las que se vivieron durante los  primeros días de cuarentena.

 

Con la convicción de que comenzábamos a transitar un año que se vería azotado por la  presencia de Tánatos y con lo que significa para adolescentes del último año de la Secundaria  no habitar los espacios de “su” escuela, y más aún en el caso de una escuela artística con  especialidad en Danzas, no subirse al escenario, entendimos que la contención y tender lazos  de ternura sería el objetivo principal en este ciclo lectivo pandémico. No había vuelta atrás, si el  mundo no nos sostenía a nosotres, era responsabilidad nuestra sostener el mundo de nuestres alumnes. Educar es un trabajo y un acto político y abrir espacios de amorosidad forman parte  de él.

 

En la medida que fueron pasando los días y nos acomodábamos a esta situación tan  terriblemente atípica, y mientras nos obligábamos a recrearnos y reinventarnos en nuestra  práctica, hacíamos carne las palabras del pedagogo brasileño, Antonio Carlos Gomes Da Costa (1999), cuando explica que el estar une al lado del otre no siempre significa estar presente, ya que la presencia depende del nivel de apertura de les docentes, de tener una actitud de reciprocidad y de asumir un compromiso frente a lo que le pasa a les otres.  Estar presente, entonces, significaba asumir estas tres dimensiones, aun sabiendo que no existe escuela si no es presencial. Y una forma de estar presente fue constituirnos en pareja pedagógica, donde contenidos, teorías, trabajos prácticos e intercambios resultaban el marco  para hacer de “la clase en pantuflas”, al decir de Inés Dussell, un espacio para darnos un abrazo virtual, compartir una sonrisa, tomar la palabra, compartir sentires y sentimientos, y  resignificar la pandemia.

 

El desafío pedagógico estaba planteado, debíamos reformular didácticas, estrategias, abrir las  puertas a conquistas gnoseológicas para nuestres adolescentes que no podían tomar clases de  danza, expresarse con el cuerpo, con los pies, con los ojos y a quienes, simplemente, se les  pedía estar sentades frente a una computadora para realizar sus actividades.

 

Como personas inquietas que somos, les docentes empezamos a buscar didácticas lúdicas,  encuentros entre escuelas, cursos y hasta salidas a teatros virtuales. Todo con mucho temor a  lo nuevo, a que no se sientan seducides por las propuestas, a que los datos del celular se  terminen, que otre integrante de la familia utilice el único dispositivo de la casa, que el wifi se  caiga o que el vecine que lo presta solidarie no haya podido en ese momento. Pero lo hicimos porque siempre lo hacemos en la educación pública y artística. 

 

La primera cita a ciegas y las adecuaciones didáctico pedagógicas eran un hecho. Hubo encuentros ligados al movimiento y las emociones. En otros, primaron disfraces, y hubo  algunos donde se ejercitó la escucha mucho más que la exposición académica.

 

Entonces, ¿cómo hacemos la escuela donde no hay escuela? 

 

“Ahora pasa que las tortugas

son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.

Las  esperanzas lo saben y no se preocupan.

 Las famas lo saben y se burlan.

Los cronopios lo  saben, y cada vez que se encuentran

una tortuga, sacan una caja de tizas de colores

y sobre la  redonda pizarra de la tortuga

dibujan una golondrina.”

Julio Cortázar (1962)

 

La historia de Cortázar nos hace reflexionar sobre las oportunidades y posibilidades del  encuentro con les otres en un espacio pensado para el aprendizaje. Y es ahí cuando volvemos a preguntarnos, qué destinos tendrían estos encuentros sin espacio físico cuando el Eros necesario en cada uno de ellos, ya reconocido por Platón como única posibilidad creadora, no podía ser motivado y promovido en la cercanía de los ojos  asombrados, con el desafío de la autoreflexión y la construcción pedagógica conjunta. La escuela no es escuela sin otres. La escuela pública y artística siempre es colectiva.

 

Si hubiese sido solo aprender mucho o saber mucho, la resolución tecnológica y asincrónica  habría sido suficiente. Pero la escuela pública y artística es mucho más que eso, en ella  aprendemos, enseñamos y compartimos diferentes formas de vida, de sueños, de luchas y de  posibilidades.

 

Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la propuesta fue “La Simulación”, “seguir con  la agenda educativa” dando lugar a un “como si”, como si no pasase nada, como si todes contáramos con los mismos recursos, espacios, tiempos y sobre todo conectividad. La continuidad pedagógica debería plantearse en este nuevo escenario, más pedagógica y  menos continuidad, lo continuo invita a lo rutinario, al seguir haciendo, sin pensar demasiado. Y esta propuesta simuladora se hacía imposible de sostener, seriamente, en nuestro nuevo contexto escolar pandémico.

 

Bajo el acecho del COVID-19, la escolarización con sus contenidos fueron llevados a juicio. La  virtualidad, que en los estudios superiores coquetea cada vez más con su presencia, nunca fue  pensada para la educación obligatoria. Y es correcto que no lo haya hecho. Los niños, niñas y  adolescentes (NNA) no son tiempo productivo laboral, a elles hay que institucionalizar. En tanto  sujetos de derecho, debemos considerarlos desde su complejidad, y sumar a nuestra mirada las trayectorias que NNA realizan hacia la independencia social y económica. No se trata de  sumar contenidos, se trata de construir ciudadanía.

 

La enseñanza virtual nos presenta dos posibilidades: una virtualidad cuidada en contexto  organizado y deseable, en contraposición a una virtualización no deseada, compulsiva y  necesaria por la pandemia, que además profundiza las injusticias. Inevitablemente, otras  preguntas se desplegaban y nos interpelaban. ¿Qué hacemos, en una escuela pública y artística, con el arte, este espacio creador que se veía vedado por miedo a la muerte? ¿Qué hacen nuestres alumnes con sus encuentros deseados y necesarios para la danza? ¿Cómo compatibilizar deseo con esa imposición necesaria desde el cuidado de la salud pero que altera emociones? En el transcurrir del año pudimos ir respondiendo a estos interrogantes. 

 

Organización del desconcierto

 

Motivar los sentidos, incentivar el movimiento de los cuerpos, que quedaron a merced de la  pantalla, se convirtió en un objetivo central, y para ello agudizamos nuestra escucha activa,  nuestra mirada atenta. Fue así que, desde las materias Proyecto, Filosofía, Perspectivas Pedagógicas y Educación y Globalización, que dictamos en los dos quintos años en la ESEA en  Danzas 1 “Prof. Nelly Ramicone”, en el barrio porteño de Mataderos, comulgamos criterios en  común sin abandonar los contenidos específicos.

 

Las siguientes fueron algunas de las actividades que realizamos con les alumnes. De a poco  pudimos ir dándole organización al desconcierto inicial. 

 

  • Proyecto: “A la Pandemia la combatimos con Arte”. Trabajo grupal en el que dejaron  volar la imaginación y desplegaron su capacidad artística para volcar, en formato de  video, qué les pasaba y cómo vivían y sentían la pandemia. 

  • Proyecto: “Mi Escuela”. Si para quienes transitan 5° año, este año fue muy duro en  términos emocionales y vivenciales, también lo es para quienes ingresan a 1° año y no  tuvieron tiempo de apropiarse de la escuela. Así fue que alumnes de los quintos años realizaron  videos destinados a les de primero para contarles cómo era estudiar en esa escuela a la que tanto aman y con la que tanto se identifican. 

  • Pandemia y feminismo: con la Educación Sexual Integral como eje transversal  indiscutido, trabajaron en la elaboración de monografías grupales sobre pedagogía y  feminismo, y feminismo y globalización. Los trabajos realizados en estas tres propuestas  fueron reunidos en la plataforma Genially y presentados a les alumnes.

  • Charla con mujeres afrodescendientes para hablar sobre racismo y feminismo.

  • Charla sobre Soberanía Alimentaria y Patriarcado: con la presencia de Carolina  Ortellada de la Unión de Trabajadores de la Tierra organizamos un encuentro al que se  sumaron también alumnes de 5° año de las escuelas artísticas de Danzas Jorge Donn,  de Cerámica Fernando Arranz y de Teatro Nini Marshall. 

  • Charla sobre Orientación Vocacional: si la incertidumbre sobre el futuro caracteriza a  quienes están en el último año de la secundaria, esta incertidumbre se vio incrementada  por la situación de pandemia. Desde allí organizamos una charla con una especialista en el área, la licenciada Julieta Goldsmidt, participaron alumnes de las escuelas mencionadas en el punto anterior.

  • Jornada recreativa: previo al receso escolar, un Meet recreativo al que había que llegar  disfrazado nos permitió relajarnos, reírnos, encontrarnos en las miradas, recorrer y  recordar la escuela. Disfrutar y disfrutarnos. 

  • Propuesta virtual del Teatro Nacional Cervantes: el Teatro Nacional Cervantes nos  ofreció la posibilidad de ver una obra. “Domingos en familia”, dirigida por Juan Pablo  Gómez, fue la elegida, la obra abrió espacios para hablar de los Derechos Humanos, de  la vida y la muerte en épocas de dictadura y en cómo se gesta y se monta una obra de  teatro. Las conversaciones fueron entre nosotres, primero, y con integrantes del TNC y  el director y el actor principal de la obra, luego. 

  • Taller Voz y Voto: un taller para saber cómo, cuándo y a quiénes se vota, y lo que se  debe tener en cuenta para poder hacerlo. 

 

Reflexión final

 

La educación es un proceso que se encuentra en permanente movimiento, por tanto, sus  categorías y conceptos no son estáticos, como no es –o no debería ser– dogmático su hacer.  Cuando convivimos diariamente con la enfermedad y la muerte, poner la esperanza en  movimiento es un acto altamente revolucionario. 

 

Lejos de haber caído en el espontaneísmo, proponernos trabajar en pareja pedagógica nos  permitió aunar y enriquecer criterios educativos y didácticos que se entendieran con la realidad  que les alumnes atraviesan estableciendo una unidad dialéctica entre práctica y teoría, entre la  ternura y los contenidos pedagógicos. 

 

La teoría pedagógica, tantas veces leída, devino en praxis. Los contenidos de las materias  fueron diálogos reales en las prácticas áulicas (virtuales), permitiéndonos experimentar y vivir la  transversalidad de los contenidos, entendiendo a cada une de nuestres estudiantes y a la  educación como un todo, y no como una escisión de asignaturas divididas en horarios,  actividades y evaluaciones fragmentadas; en este sentido, la institucionalización de la ternura  jugó un rol no menor.

 

El concepto de ternura, en tanto institución, nos remite a la idea de lo colectivo. Para que se  manifieste la ternura, para que se instale el afecto, como mínimo se necesitan dos y, como dice  la canción: “somos mucho más que dos”. Pensar la ternura como un eje vincular nodal en el  “hacer” diario de la escuela y en la relación pedagógica nos ubica en la necesidad de pensar, y  pensarse, con les otres. 

 

Retomando la pregunta que da pie al desarrollo de este trabajo: ¿cómo hacer escuela donde no  hay escuela?, encontramos la respuesta en el trabajo en pareja pedagógica, en esa mirada  atenta y en la escucha activa, en invitar a poner el cuerpo en movimiento, en esa extensión de  la ternura, en abrazos virtuales y en saber que lo único que nos podía salvar era el triunfo de Eros sobre Tánatos. 

 

Referencias bibliográficas

 

  • Cortázar, Julio (1962). Historias de cronopios y de famas. Buenos Aires, Editorial Minotauro.

  • Freire, Paulo y Faundez, Antonio (2013). Por una pedagogía de la pregunta. Crítica a una educación basada en respuestas a preguntas inexistentes. Buenos Aires, Editorial Siglo XXI.

  • Gomes Da Costa, Carlos Antonio (2013). Pedagogía de la presencia. Buenos Aires, Editorial Losada.

  • Skliar, Carlos (2020). Cuadernillo Acompañar, Cuidar, Enseñar. Trabajo “Una bienvenida que haga  diferencia”, Argentina, Ministerio de Educación de la Nación.

[1] Beatriz Chisleanschi, licenciada y profesora en Ciencias de la Educación. Docente. Tallerista. Periodista y comunicadora. Agente de prensa. Docente en escuelas artísticas de CABA en la especialidad de Bachiller, coordinadora del Área Superior e integrante del Equipo ESI en la escuela Danzas 1“Nelly Ramicone”. Periodista de la Revista Periodismo por Venir (PPV) y colaboradora de Revista Acción del IMFC. María Florencia Ego, profesora en Filosofía ISP “Dr. Joaquín V González”. Licenciada en Educación, Universidad Siglo XXI. En la actualidad: docente de Nivel Medio ESEA Danzas 1 “Nelly Ramicone”.  Cerámica 1, ESEA en Teatro “Nini Marshall”, Esea “Fernando Arranz”. Asesora pedagógica ESEA Danzas 2 “Jorge Donn”.

bottom of page