30 años de lecturas y registros
XXIV Congreso Pedagógico 2019
EDUCACIÓN PÚBLICA EN LUCHA
LECTURAS Y REGISTROS PARA LA CONVIVENCIA CIUDADANA
Ponente: Pablo Damián Vagnoni*
Título: La hipocresía de la educación neoliberal y los peligros de un falso progresismo
Palabras clave: Educación Media. Educación Superior. Vulnerabilidad social. Neoliberalismo. Falso progresismo.
Las condiciones de los docentes como clase trabajadora en un contexto de empobrecimiento de una sociedad neoliberal, nos llevan a una práctica alejada de la formación académica que inicialmente hemos recibido en nuestras universidades, profesorados, licenciaturas o títulos habilitantes.
El academicismo público universitario nos forma en el dominio de una disciplina del conocimiento, y nuestro sistema universitario, de gran prestigio internacional, es a la vez excluyente. Nada importan en el transcurso exitoso del estudio de una carrera las dificultades sociales y económicas por las que atraviese un estudiante. Si no domina la disciplina es reprobado y nadie irá a buscarlo para que no quede afuera del circuito educativo superior.
En la educación pública secundaria de una sociedad neoliberal, en cambio, acontecen fenómenos muy diferentes.
-
En un contexto de empobrecimiento social constante, los pibes dejan de ir a la escuela por diversos motivos. O porque ya no les importa, o porque necesitan trabajar, o porque la ausencia de oportunidades laborales generalizada hace que pierdan esperanza de que con la educación tendrán un futuro mejor, o porque interpretan que otros caminos les resultan en apariencia más provechosos que la escuela, o porque se les incendia la vivienda precaria, por carecer de hogar, o porque no tienen responsables a cargo de ellos, o porque deben ser responsables del cuidado de sus hermanos/hijos/padres/familiares, o porque sufren situaciones de violencia de todo tipo de las cuales no pueden escapar por ausencia de recursos (por ejemplo, casos de padres de familia golpeadores, donde la madre queda atrapada en esa situación por miedo físico y económico respecto al futuro de sus hijos), o por tantos otros motivos. En ese contexto, el método tradicional académico de reprobar y despreocuparse por el estudiante ya que este entendería el reprobado como un problema central a resolver… queda obsoleto. El estudiante abandona la escuela.
-
A esto se suma que, en contextos neoliberales como los de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el gobierno tiende a cerrar escuelas para reducir presupuesto, ya sea de forma abierta (como el intento de cierre de las 14 escuelas nocturnas en 2019, que se pudo evitar gracias a la activa lucha gremial docente) o de forma indirecta, unificando cursos, teniendo así que pagar un salario docente menos. La unificación de los cursos está relacionada al número de estudiantes que aprueben. Esto acrecienta la presión sobre el docente en la medida en que, de no aprobar a los estudiantes, está eliminando una fuente de trabajo (propia o de un colega).
-
Sumado a esto, en el contexto educativo del neoliberalismo, hay una relación directa entre el número de aprobados de las escuelas y la decisión del Ministerio de Educación pertinente en autorizar que la escuela cuente con dinero destinado a proyectos extracurriculares (en Capital Federal, por medio del Plan Mejoras o también del Plan Fortalecimiento, se financian proyectos de cine, teatro, metodologías de estudio, taller de escritura, y otras tantas actividades que tienden a insertar al educando en el sistema educativo en lugar de que lo abandone). Si no hay número de aprobados suficiente, no se asigna dinero para actividades extracurriculares. Esto también puede ser tomado como otro factor más de presión sobre el docente para que los estudiantes aprueben la materia.
-
Paradójicamente, en su falso criterio meritocrático, aquel que hace ver como justo el considerar de la misma forma realidades muy diferentes, la educación en el neoliberalismo tiende a hacer competir y a buscar evaluar a las distintas escuelas con un mismo examen anual completado por educandos de todas las instituciones educativas. De esta manera puede elaborarse un ranking de logros y fracasos, y de esa forma considerar qué escuela funciona mejor que otra sin análisis alguno de particularidades tales como la violencia imperante en la zona, necesidades básicas satisfechas o no, contención del estudiante, etcétera.
La situación encierra hipocresía por los tres puntos precedentes. Se pretende que se apruebe a los educandos (y se presiona para ello) sin importar si realmente dominan las disciplinas de estudio, a los efectos de mostrar logros de gestión cual propaganda; pero a la vez se demanda un dominio en abstracto de las disciplinas (sin detenernos aquí a analizar lo contraproducente del criterio de educación implícito en las evaluaciones algorítmicas y despersonalizadas, y sin reflexionar aquí sobre si eso es realmente educación liberadora).
-
Frente a esto, hay ciertas actitudes en el sistema educativo que encierran un falso progresismo.“Aprobalos, son pibes pobres, considerá su situación.” “¿Cómo vas a pretender que lean como condición de aprobar si son pibes de la villa?”, “Freire los aprobaría aún sin estudiar porque no le importaría la nota sino su contexto.” (Freire jamás dijo algo así, pero personalmente he tenido el disgusto de escuchar estas y otras frases similares en el ejercicio de la docencia en la escuela media).
-
Para el docente no comprometido, que no quiere problemas, teniendo en cuenta las presiones precedentes (presiones del Ministerio de Educación que se descargan en las conducciones de las escuelas que, a su vez, se descargan sobre los docentes) la solución es simple: no crearse complicaciones, hacer lo que le piden y aprobar a todos.
En la injusta sociedad capitalista, donde el pobre nace y muere pobre en su inmensa mayoría, el estudiar se constituye en un acto de rebeldía contra el destino manifiesto que el sistema había asignado. La educación implica tener más posibilidades de manejar el propio destino.
Por eso no es ninguna zoncera el hecho de que ante las presiones recibidas los docentes tiendan a aprobar a los estudiantes aun sin alcanzar objetivo alguno. El docente comprometido que se niegue a ello, tendrá que afrontar diversos tipos de problemas que implican el riesgo de su actividad laboral.
Se descarga sobre el docente la total culpabilidad de que el estudiante no apruebe.
-
Resulta imprescindible que el docente tenga diferentes tipos de pedagogías aplicables a distintos contextos y personas (no es el objetivo de análisis en este escrito). El sistema académico no nos forma para el ejercicio mencionado de la profesión en las condiciones referidas. Se hace pertinente una capacitación constante en servicio, lo cual, a su vez, el sistema neoliberal tiende a ver como un costo y a no realizar.
-
Dado que los seres humanos somos el resultado del contexto en el que nos desarrollamos, tarea indispensable del docente comprometido es enfrentarse a esas presiones y pretender dar educación de calidad, rebelándose a la imposición del sistema de que haya escuelas para ricos, y escuelas para pobres; escuelas de profesionales, dirigentes y conductores; y escuelas de proletarios. El capitalismo nos arroja en esa situación. Se trata de transformarla buscando educación de calidad sea donde fuere.
Una educación de calidad, además de hacer hincapié en los conceptos de la educación liberadora (que conlleva a la construcción colectiva del conocimiento; a la horizontalidad; al lugar preponderante de la vida cotidiana en la academia; a la conceptualización de partir de la práctica, enriquecernos en reflexión teórica, y volver a la práctica enriquecidos; a reflexionar sobre el por qué y al servicio de quién están las técnicas que se estudian; al compromiso para con la sociedad que nos rodea…entre otras cosas), implica tener conciencia de que el sistema de educación superior es exclusivo y hay que brindarle al educando herramientas de entrenamiento para que no fracase en el intento y se pueda romper así el lugar predeterminado que el capitalismo tiene asignado para los pobres. Lograr que los pobres también sean científicos, médicos, biólogos, profesores, abogados, sociólogos… en fin, profesionales si es que así lo desean.
No es que la educación en los sectores económica y socialmente vulnerables es exitosa si el perfil de egresado es el universitario. No. No se mal entienda con eso. Se pretende decir que la educación media debe proporcionar las herramientas para que, en el caso de que el educando lo decida, pueda continuar estudiando en un sistema que es excluyente (así como también si desea realizarse en otros aspectos, haber desarrollado las capacidades pertinentes a esos fines).
No se puede pretender correr un maratón de 42 kilómetros si se está acostumbrado a caminar sólo 1 kilómetro por semana. Entiéndase: no inducir a… sino dar todo tipo de herramientas que permitan al estudiante una mayor libertad real en la elección y la concreción de su destino, libertad real en función de disponer de herramientas y de haber transitado un proceso educativo de calidad.
Todo esto implica no caer en el facilismo de justificar en falsos progresismos la situación de la resignación y el hecho de terminar cediendo ante las presiones. “Sí, pero a estos chicos no puedo darles eso, no lo entenderían, están en otra. Comprendé su situación”. Eso no es progresismo, es determinismo. Es condena social. Es aceptación y perpetuación de la desigualdad y de la injusticia. Es… vergüenza.
El problema es mucho más complicado. No se soluciona sólo con compromiso individual docente sino con un cambio político social que implique el mejoramiento real de las condiciones de vida, causa de gran parte de los problemas educativos. ¿Cómo esperar analizar textos sofisticados si un estudiante tiene en su cabeza las constantes situaciones de violencia que se dan ante la ausencia del Estado en la asistencia ciudadana?, ¿cómo pretender que un pibe preste atención en clase si no ha cenado ni desayunado? No se puede actuar como si nada ocurriera. El rol docente también ha de ser el de contención social.
Frente a esto se suma otro factor más de presión contribuyente a la estigmatización de escuelas para ricos y escuelas para pobres antes referida: el docente es notificado por la situación de que lo urgente no da tiempo a lo importante, que el estudiante necesita trabajar para salir de esa situación, y que sin el título secundario las posibilidades de obtener un trabajo serán menores. En consecuencia, firma la aprobación de la asignatura con la intención de ayudar.
Tener una inflexibilidad dogmática que ignore urgencias y particularidades, sin lugar a dudas es contraproducente.
Si el estudiante va a la escuela a comer, a estar a salvo, a desarrollarse en un contexto de contención; lo que hay que hacer en lo urgente es que NO se vaya de la escuela. Adaptarse. Tener al amor, al diálogo y a la flexibilidad como guías para todo. El amor puede no ser el contenido de la educación, pero sin duda ha de ser la puerta de entrada para que sí llegue todo lo demás.
Cuando me refiero a falso progresismo lo hago en lo referido a la extensión de actitudes de urgencia particulares cual norma generalizada, perpetuando las desigualdades. Por eso cabe mencionar que no se trata sólo de un compromiso individual docente. Implica además un mejoramiento como sociedad que incluso haga más inclusivo el sistema de estudios superiores.
Para finalizar, en función de lo esbozado en el presente texto, en el ejercicio de la docencia se hace necesaria tanto la lucha individual en el desempeño a conciencia de la profesión, como una lucha y militancia colectiva y organizada que nos dignifique y tienda al cambio social. Lo individual y lo colectivo como dos caras de la misma moneda, que es el compromiso para con la vida.