Congresos Pedagógicos UTE-CTERA

XXV Congreso Pedagógico 2020

Educación pública, reinventar pedagogías 

Comunidades, memorias y solidaridades

en tiempos de pandemia

Declarado de interés educativo por la Legislatura

de la Ciudad de Buenos Aires, Declaración N° 139/2020

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Por Resolución Rectoral Nº 2/2020, la

Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET)

aprueba la participación y apoyo institucional

en el XXV Congreso Pedagógico UTE 2020

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1770-1820.- Año del General Manuel Belgrano

a 250 años de su nacimiento y 200 de su muerte

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1921-2021.- 100 años del nacimiento de Paulo Freire

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Presentación

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En este XXV Congreso Pedagógico, Educación pública, reinventar pedagogías. Comunidades, memorias y solidaridades en tiempos de pandemia, desplegamos palabras, sentires, saberes; compartimos registros pedagógicos sobre nuestras prácticas y luchas cotidianas. Damos cuenta de nuestras mejores herramientas para enseñar y aprender en cada contexto. Reinventamos y repensamos articulando conversaciones, formaciones, voces, teorías y políticas públicas en nuestro trabajo docente. Expresamos de estos modos nuestro firme compromiso con la Escuela Pública y el derecho a la educación de nuestres niñes, jóvenes y adultes.

En este contexto de pandemia y cuarentena resulta fundamental fortalecer los diálogos que venimos sosteniendo hace ya 25 años. Justamente de eso se tratan los Congresos como ámbitos de construcción de protagonismo pedagógico a través de intercambios presenciales y a distancia, y de producción de escritos para ser compartidos. Ponemos en diálogo nuestras experiencias con las de otres compañeres, y de ese modo construimos nuevos conocimientos juntes. Reinventamos pedagogías desde nuestro trabajo docente potenciando saberes de nuestras comunidades, enseñamos atendiendo identidades, solidaridades y memorias. Crecemos desde nuestro colectivo mientras producimos soberanía pedagógica.

Cada momento de nuestra historia presenta desafíos y problemas. Esta época nos lleva a iniciar este Congreso Pedagógico con educadores y estudiantes en sus casas, con una realidad cotidiana suspendida. Con muchos interrogantes, malestares, demandas y certezas en la defensa de derechos. La vida pública ha quedado a resguardo en los hogares, pero la intimidad no la sustituye. Como señala Carlos Ruiz, la Escuela es espacio vincular donde, en la diversidad de quienes participan y en la pluralidad de subjetividades, en el encuentro irremplazable con el otre, se construyen socialmente los conocimientos y saberes.  En este momento de reformulación de las coordenadas contextuales que constituían nuestras rutinas, de cambios abruptos de la espacialidad y la temporalidad, la Escuela (con todas sus dimensiones territoriales) se muestra más que nunca como un espacio de encuentro insustituible; por eso quienes hacemos la Escuela nos empeñamos en seguir recreando lo público, en la distancia, hasta que podamos volver a habitarlas.

Cada Congreso Pedagógico se ha constituido, en estos 25 años, en un espacio que resguarda las experiencias del colectivo docente, sus perspectivas, sus luchas y particularmente el conocimiento que se construye, sistematiza y comparte en la tarea de escribir y compartir los escritos. En este sentido, leer las ponencias de les compañeres a través de estos 24 Congresos es ser parte, como lectores, de conversaciones, disputas y saberes que se expresan y se conservan en la escritura y en videoponencias. Por otra parte, cada nueva relectura les otorga vigencia, las renueva y permite comprenderlas desde las preocupaciones del hoy. Tanto la Escuela como el Congreso son modos de continuar y preservar a la vez, de reflexionar y renovar.

El XXIV Congreso se desarrolló mientras transcurría una de las luchas más significativas que nuestro pueblo ha librado, la de derrotar con los votos el neoliberalismo. Señálabamos en ese momento que las políticas privatizadoras, los nuevos intentos de mercantilización de la educación a nivel mundial, se potenciaban en discursos que denostaban la lucha popular y la acción sindical, particularmente. Debemos estar orgullosas y orgullosos de que luego de un intenso proceso político los trabajadores logramos que el Estado pudiese volver al centro de la escena, en un anticipo impensado de lo que en el mundo sucedería, ya no por la voluntad soberana del pueblo sino por una pandemia cuyos efectos aún no alcanzamos a conocer en profundidad.

Los trabajadores de la educación somos conscientes de la destrucción que dejaron las políticas neoliberales en educación y que en la Ciudad de Buenos Aires siguen teniendo vigencia. La disputa por la defensa de la Escuela Pública, en el contexto actual de nuevas condiciones laborales y pedagógicas, se ve recrudecida por ciertos sectores hegemónicos que, como menciona Miguel Duhalde, pretenden inclinar la balanza hacia la privatización, la mercantilización, la precarización y la sobre-explotación laboral en un mundo sin sindicatos. 

Las palabras de Angélica Graciano, cuando nos recuerda que la escuela es un organizador social, cobran intensidad en cada comunidad educativa por las situaciones de abandono, vulnerabilidad y desigualdad con las que tenemos que enfrentar el tiempo que nos toca. Lo haremos como siempre, con la obstinación de quienes se hermanan para reconstruir, una vez más, la patria.

En este sentido, el Congreso es una herramienta privilegiada de lucha que en estos tiempos persevera en mostrar otras perspectivas, otras dimensiones, otras formas de hacer experiencia. Ante la intensificación que puede ocurrir de nuestro trabajo, la presencia de formas alienantes de habitar el espacio del hogar, las violencias, especialmente las de género, nos interesa señalar una vez más que el pensamiento se abre paso en la suspensión, en la reflexión, en el reencuentro con ideas, voces, conversaciones que se enfrentan y resisten el aturdimiento, el exceso informativo, el hacer sin pausa. Crece la imperiosa necesidad de políticas públicas de cuidado. Estos son tiempos de interrupción, de irrupción, de reinvención, sepamos hacer uso político de esta situación tan inesperada, excepcional, en nuestras vidas para que en sus intersticios podamos pensar y accionar en conjunto.

Recuperamos las expresiones de Sonia Alesso, la idea de “construir junto a nuestrxs pibxs una sociedad más justa”, con ellos, con nuestros estudiantes, independientemente de entenderlos como parte de la Escuela y la comunidad, nombrándolos como actores políticos, protagonistas en la transformación de la realidad. Esto conlleva no concebir a los docentes a partir de imaginarios idealizados, de héroes y apóstoles, para enmarcarnos como trabajadores de la educación. Es necesario reafirmar nuestra pertenencia a la clase trabajadora, aún hoy ese sentido sigue estando en disputa.  

Repensando estos sentidos, nuestro Sindicato es un refugio para que los trabajadores de la educación encontremos en él los mejores modos de vivir este tiempo que nos toca, para seguir fortaleciendo las herramientas de lucha en pos de la defensa de los derechos de los trabajadores, para asegurar un espacio que genere más conocimientos al servicio de una sociedad más justa. Un espacio que se construye con la alegría y la memoria de lo que conseguimos y de lo que nos espera, en la esperanza de un futuro que nos tendrá, como siempre, como protagonistas.

La Educación Pública necesita reinvenciones pedagógicas de les trabajadores de la educación, ese accionar ético-politico potencia saberes de cada comunidad, escucha identidades y memorias en cada propuesta de enseñanza y aprendizaje, participa de cada construcción solidaria.

Colectivo Congreso Pedagógico

Instituto Maestro Cacho Carranza

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