30 años de lecturas y registros
XXVI Congreso Pedagógico 2021
COLECTIVOS Y COMUNIDADES QUE HACEN Y PIENSAN LA EDUCACIÓN PÚBLICA
AUTORES, LECTORES Y ACTORES
Ponentes: Irina Garbus, Silvia Storino y Marcela Terry[*]
Título: La Cátedra Libre Paulo Freire, relato de una experiencia pedagógico-sindical
Palabras clave: Legado freireano. Experiencia de formación “in situ”. Pensamiento latinoamericano. Saber pedagógico-sindical. Alfabetización.
“¿Como pensamos la escuela?
Para nosotros la escuela
es un lugar de construcción de derechos
y un territorio de intervención política (…)
La escuela es ese lugar donde aprender
cómo hacemos para que esos derechos
que están en leyes y en la Constitución
se hagan realidad,
a quiénes se lo tenemos que reclamar,
cómo, con qué alianzas, con qué dispositivos.”
Stella Maldonado
Un proyecto político emancipador.
Comprender y comprendernos en el mundo
Es esta una escritura a varias voces, las que deciden no unificarse ni homogenizarse en el registro de manera de recuperar la experiencia de la Cátedra Libre Paulo Freire que la Unión de Trabajadores de la Educación ha llevado adelante. Una experiencia de formación iniciada en profesorados de formación docente a partir del año 2007 y que luego se dedicara a recorrer los barrios, escuelas y organizaciones sociales de la Ciudad de Buenos Aires.
Este año 2021 recordamos los 100 años del natalicio de Paulo Freire, la ocasión nos alienta a repensar y recuperar las ideas, experiencias y recuerdos que esta Cátedra ha dejado en quienes fuimos parte de ella como un espacio que contuvo, en sí mismo, algunas notas propias de otros espacios formativos y que convocó a un grupo de compañeras y compañeros al trabajo en el área de la formación en el Sindicato, vinculando la formación sindical, la formación política y la formación pedagógica. El pensamiento y el trabajo militante de Freire nos brinda una gran oportunidad para que esta trama, lejos de comprenderse diferenciadamente, se asuma en su enorme riqueza: nos ayuda a leer el mundo y la acción sindical (y viceversa), sus interrelaciones, sus particularidades y complejidades.
En este sentido, compartimos la perspectiva freireana de que toda pedagogía asume un proyecto político que le es propio, no solo por acuerdo con sus principios sino porque todo proyecto político exige, en sí mismo, una forma pedagógica, un posicionamiento acerca de cómo las mujeres y los hombres nos formamos para hacer realidad ese proyecto, en un proceso que permite comprender y comprendernos en el mundo, que supone unas lógicas de conocer y apropiarnos de ese conocimiento para modificarlo. Un proyecto político emancipador requiere y exige una pedagogía que acompañe a hombres y mujeres en ese camino liberador desde la reflexión profunda y la construcción e intercambio de conocimientos necesarios.
El camino hacia un proyecto de sociedad más justa y más humana está lleno de sinuosidades que se expresan en las disputas que trabajadoras y trabajadores llevamos adelante. Así, en nuestro caso, la lucha sindical es también lucha por una pedagogía que, democratizando el acceso y la producción de culturas y saberes, construya, amplíe y enriquezca el proyecto político cultural que podemos entre todas y todos generar. En este sentido, la Cátedra Libre Paulo Freire puede pensarse como la expresión de estas convicciones; como tal, se inscribe en ciertas tradiciones existentes pero a la vez produce otros rasgos inéditos que surgen de la lectura atenta a las condiciones particulares de la docencia de CABA, vinculadas al año de surgimiento de la Cátedra y que se expresaba en la incorporación al trabajo de nuevas generaciones de docentes. En palabras de Irina Garbus:
En el año 2005 la histórica lucha de UTE y CTERA por la recuperación de la ley jubilatoria se hace realidad en el contexto de la “Década ganada”. Eso habilita el ingreso a trabajar en la escuela pública a muchxs maestros y profesores, recién egresadxs; se percibía entonces un distanciamiento generacional. La transmisión de cierta autopercepción o “mística docente” y de un “saber hacer” en el trabajo se había desmembrado, erosionado. A muchos maestrxs jóvenes y estudiantes de profesorado y universitarios nos guiaba una experiencia previa: las cátedras libres de fines de los 90, en la Universidad, que leyendo la experiencia de las Cátedra Nacionales (1968-1979) llevaron adelante la Cátedra libre Che Guevara, las cátedras de Derechos Humanos, los seminarios sobre terrorismo de Estado, y otros que conformaron un espacio de intercambio, de praxis académica y política entre generaciones, que entendimos que podía repensarse en los sindicatos y profesorados.
Para esto, nuestro Sindicato nos abrió las puertas y en 2007 la Cátedra llegó para conjugar estas dos experiencias. La de un saber-hacer, que la escuela lxs maestrxs y profesorxs producimos en la experiencia, transmitido a las nuevas generaciones de maestros ingresantes, estudiantes de los profesorados. Y la de las cátedras libres como propuesta de intercambio académico y militante. Ambos procesos se habían visto condicionados por la implementación de políticas neoliberales que afectaban no solo el recambio generacional, sino también el modo de hacer docencia, de hacer escuela, muy alejados del concepto de Patria, inclusión, emancipación.
La Cátedra surgió promoviendo desde sus orígenes el reconocimiento de un saber pedagógico-sindical de la CTERA y de la UTE, un saber “hacer escuela” y un saber como organización de los trabajadores, en un momento histórico de mucho debate, en el que la Argentina se abría camino para salir del proyecto neoliberal que la agobiaba desde la dictadura militar, a la vez que resurgía la esperanza en América Latina también de la mano de gobiernos populares.
Transcribimos un fragmento de una de las convocatorias de la Cátedra, en septiembre del año 2011, desde el Centro de Formación Profesional Nº 14, Instituto Maestro «Cacho Carranza», Secretaría de Educación y Estadística, UTE - CTERA - CTA:
La Cátedra Libre “Paulo Freire” se realiza desde hace cinco años en Escuelas Normales de Formación Docente de nuestra ciudad.
Buscamos generar espacios de producción teórica, recuperación de experiencias pedagógicas, debate y construcción colectiva de propuestas de intervención educativa a partir de la “conversación” con Paulo Freire. Recuperar su voz (que tantas veces intentaron silenciar) en un intento por alzar nuestras voces como educadores, en un intento por escuchar las de los estudiantes, las de nuestras comunidades. Voces en la búsqueda de un diálogo que nos permita producir conocimientos y producirnos como humanos, desde la firme convicción de que “no hay pensamiento aislado así como no hay hombre aislado” (Freire, P.: 1973). (Disponible en: https://ute.org.ar/catedra-libre-qpaulo-freireq-pensamiento-latinoamericano-y-educacion/ )
Hoy, una vez más, Freire se presenta como referente y como oportunidad. Leído, pensado y compartido por diversas generaciones de trabajadores de la educación, el pensamiento y la práctica de Freire son en sí mismos un modo de pensar y pensarnos atravesados por los años y por las discusiones que cada etapa histórica trajo consigo. La vigencia del pensamiento de Freire se comprende por su atenta inquietud por seguir interrogando la realidad desde las preguntas de cada etapa; sus primeros libros que se inscriben en las luchas por la liberación de América Latina, los movimientos políticos populares y los sueños de un Tercer Mundo que se sueña independiente del colonialismo y el imperio.
La avanzada de las dictaduras, las resistencias del exilio, la continuidad de los proyectos de derecha iniciados por estas dictaduras en los gobiernos neoliberales de los años noventa, vuelven sustantiva la voz de Paulo en Pedagogía de la esperanza. Cuando se decreta el fin de las ideologías, él nos señala la esperanza como necesidad política activa y alerta. Si para las viejas generaciones de maestras y maestros Pedagogía del oprimido se leyó por fuera de los circuitos académicos y formativos, La pedagogía de la esperanza, ese reencuentro con la pedagogía del oprimido que Freire plantea veinte años después, se lee en los encuentros de los trabajadores de la educación que resisten el ajuste y la pauperización de la escuela pública. Pero es, sin duda, el Freire de Cartas a aquellos que se atreven a enseñar y aquel de El grito manso, junto con el de Pedagogía de la indignación, los que vuelven a convocar a los lectores de las nuevas generaciones.
Leemos a Freire y seguiremos haciéndolo en general por fuera de los circuitos académicos y de formación oficial, desde experiencias y edades distintas, su palabra continúa entrelazando espacios sindicales, políticos y académicos abiertos a la reflexión crítica y la pregunta.
Así la Cátedra se ha ido construyendo en el cruce heterógeno de saberes, experiencias, recorridos y búsquedas de una generación de maestras y maestros que militaban en el Sindicato, y que se proponía también incorporar a esas nuevas generaciones al espacio formativo para trazar un puente que pudiera revincular experiencias pasadas con las del presente, tan necesario para continuar y renovar las luchas y los modos de pensar la escuela y fortalecerla.
Dirigentes de UTE y de CTERA junto a referentes académicos, pedagógicos y político-sociales pusieron su saber y su experiencia a disposición de este proceso. No alcanzan las palabras para agradecer su acompañamiento, su participación y la disposición a compartir conocimientos, historia, discusiones político pedagógicas con apertura y generosidad.
Pensarnos colectivamente como docentes, como trabajadores, como sujetos políticos en un espacio de formación de la Secretaría de Educación de UTE, nuestro Sindicato fue el organizador de este enorme proyecto.
Porque, como nos planteaba nuestra querida referente Stella Maldonado en la clase abierta de la Cátedra Freire, apertura en el Normal 1, en abril de 2010: Muchas veces “nosotrxs no nos damos cuenta de nuestro papel, aunque el enemigo sí. ¿Cuántas veces no tomamos conciencia de que el solo hecho de enseñar a leer y a escribir, así liso y llano, implica que las compañeras y compañeras desde la infancia se hagan de las herramientas simbólicas que luego le permitan construir aquellos lugares de disputa del poder? (…)
“En la Ciudad de Buenos Aires, particularmente en estos momentos, ‘no hay nada más revolucionario que enseñar’.”
Cuando la cátedra no es dar clase,
o cuando la pregunta ordena un desafío conceptual
La formación pedagógica en el Sindicato siempre ha tenido y tendrá una enorme potencia de inventiva y creación. Varias propuestas caracterizan a la UTE como un Sindicato siempre preocupado porque los trabajadores y trabajadoras de la educación encuentren y generen espacios de intercambio y reflexión que les permita construir nuevos saberes sobre su trabajo y fortalezcan su identidad y sus posibilidades de participación y lucha; la formación sindical, el CFP, este XXVI Congreso Pedagógico que favorece e impulsa que este escrito se produzca, es el motor necesario para que las experiencias, discusiones y preocupaciones de las trabajadores y trabajadoras de la Ciudad encuentren un espacio para su producción escrita, para darse el tiempo (como lo hacemos nosotras en este momento) de dialogar, intercambiar, discutir y ordenar esas ideas y, como toda escritura, producir otras nuevas en una autoría interesantemente colectiva. La Cátedra Abierta también ha sido un espacio de originalidad para la formación entre maestras y maestros.
La palabra del filósofo Rubén Dri nos interpelaba: “El saber da poder. El profesor sabe, tiene poder. El alumno no sabe, no tiene poder. El único poder que se conoce es el poder de dominación. El profesor da órdenes sobre lo que se debe hacer. Determina cuáles son las condiciones para aprobar la materia, cuál debe ser el comportamiento en el aula, cuáles son las lecturas que se deben realizar. De esa manera se bloquea el proceso de subjetualización, pues se reproduce la relación señor-siervo que es un verdadero callejón sin salida. El profesor debe tener conciencia que el saber no es propiedad exclusiva suya, pues está repartido, y el acto pedagógico es una intercomunicación de saberes.” (“Aspectos de la relación pedagógica”, artículo del compañero filósofo Rubén Dri para la Cátedra Libre "Paulo Freire", abril de 2011.)
Desde esta perspectiva dialógica se planificaba la Cátedra cada cuatrimestre, con dos tipos de encuentros: los espacios de las “clases abiertas”, con referentes invitados con quienes se intercambiaba y discutía; y los espacios de “lectura de Freire”, como procesos de lectura y reflexión colectiva.
La invitación a ser parte de los paneles que iniciaban algún tema o promovían alguna reflexión venían acompañados de una pregunta que requería para su abordaje más de una vuelta conceptual.
En este sentido la Cátedra de ninguna manera suponía “dar clase” de forma tradicional o exponer los aspectos centrales de algunos autores, en este caso de Freire, si esa es la imagen que alguien puede crearse de una cátedra con este nombre. Una pregunta, un interrogante, una problematización para desarrollar, para compartir, era un disparador para producir ideas para compartir. ¿Puede la escuela pública ser una escuela popular? ¿Es posible renovar en la escuela el vínculo con el conocimiento? ¿Qué significa hoy “educar para la libertad”? ¿Cómo leer desde Freire las políticas educativas? ¿Qué Estado para qué escuela? Y así un conjunto de desafíos que invitaban a desplegar un abanico de argumentos alrededor de las ideas que se intercambiaban con las compañeras y los compañeros del panel y luego con todo el grupo.
El esfuerzo conceptual se conjugaba con las escenas, los comentarios y los ejemplos que en la práctica cotidiana y en el comentario de la agenda del momento parecían posibles. De esta manera el tema de la jornada concentraba algunas reflexiones generales pero se enriquecía con las vivencias y experiencias que se tenían en diversas escuelas de la Ciudad; esas experiencias y percepciones traían nuevos interrogantes al tema a la vez que eran posibles de comprender y reinterpretar por lo planteado en el panel. En palabras de Silvia Storino:
Recuerdo haberme llevado de la Cátedra, a la que volvía año a año, interrogantes que hoy siguen siendo sumamente potentes de abordar. Las respuestas tentativas también ayudan a seguir produciendo colectivamente. Recuerdo un año que trabajamos dos cuestiones centrales, que ameritarían seguir pensándolas porque adquieren, con el paso de los años, una vigencia sustantiva: “la relación entre poder, sujeto y saber, amenazada por condiciones epocales y la necesidad de pensar la escuela como reconfiguración de lo público y como espacio de fortalecimiento de la infancia y la adolescencia en tanto generación con propia voz“.
Con respecto de la primera cuestión, el mercado iba imponiendo una relación de deterioro del saber y del conocimiento como modo de vinculación crítica con el mundo; el predominio de la opinión sobre el conocimiento, el proceso de desautorización creciente de las formas de autoridad/saber construidas históricamente (entre ellas, la docente), la espectacularización de las discusiones preanunciaban procesos culturales que hemos visto profundizarse. Por otra parte, ciertas teorías y corrientes que, de a poco, también impregnaban la conversación de docentes en las escuelas y que veíamos con franca preocupación: la desconfianza en que todos y todas, las niñas y los niños, pueden aprender; el predominio de explicaciones individuales para comprender los logros y también las dificultades en la apropiación de contenidos, la enseñanza entendida colectivamente vs la enseñanza entendida como tecnología capturada por los expertos (sean estos economistas o neurocientistas más recientemente). Discutíamos sobre la necesidad de revisitar nuestras mejores tradiciones y seguir fortaleciendo la perspectiva de defensa del derecho al conocimiento en la escuela, como espacio privilegiado para la redistribución del mismo en el seno de la sociedad. Un conocimiento sustantivo y al servicio de mejores niveles de comprensión del mundo, injusto e inequitativo, necesario de transformar.
Con respecto del segundo tema analizábamos la enorme potencialidad de la escuela para posicionarse como espacio de reconfiguración de lo público que se enriquecía con el aporte y la participación social y comunitaria. Veíamos la necesidad de refundar las condiciones que hicieron que la escuela fuera la institución de mayor confianza social para proyectarla como oportunidad para que las generaciones se encontraran y dialogaran entre sí. En este sentido, entendíamos que la escuela tenía un estrecho vínculo histórico con la niñez que debía consolidarse y renovarse de manera que las aulas y los patios se abrieran a la oportunidad de que las niñas y los niños como generación de ruptura y en tanto emancipación, tuvieran la posibilidad de aportar su visión y su experiencia vital. En este sentido el diálogo entre generaciones se constituía en un verdadero diálogo freireano en el que todos y todas tenían algo para aprender y enseñar.
Alfabetización: un eje para pensar la enseñanza desde una perspectiva dialógica
En el recorrido de la Cátedra de todos estos años, como resultado de la necesidad de construir un espacio centrado en los procesos de enseñanza y sus políticas, optamos por el eje alfabetización como problemática central en todos los niveles y modalidades en la producción/promoción de ciudadanía y como una herramienta central en la democratización del acceso a la cultura letrada. Así diferenciamos la Cátedra en dos espacios: Pensamiento Latinoamericano y Educación y Alfabetización.
Esta comprensión sobre el lugar de la lectura y la escritura del mundo y la lectura y la escritura de la palabra en un proyecto político pedagógico emancipador confluyó, por un lado, con la preocupación por las dificultades en la enseñanza en el proceso de alfabetización que podíamos observar y compartir en nuestros ámbitos de trabajo y con otrxs compañerxs; por otro lado, con la necesidad de profundizar la formación, de discutir propuestas y experiencias planteadas por las y los maestros y por aquellos que realizaban tareas de alfabetización en ámbitos sociales y comunitarios.
Este fue el punto de partida en el que siempre asumimos que la reflexión y el análisis sobre cómo enseñamos a leer y escribir supone la integración de saberes pedagógicos, políticos y didácticos. Es por ello que organizamos los encuentros en torno a tres certezas. Primero, todxs pueden aprender a leer y a escribir. Dos, las condiciones para el acceso a la cultura letrada deben estar garantizadas por el Estado. Tres, nuestra tarea como educadores implica generar las situaciones y estrategias para que la alfabetización sea posible. Mirta Torres lo expresaba con vehemencia: “Nuestro trabajo tiene sentido. Pero de mala manera ‘alguien‘ nos quiere inculcar una creencia: que a los chicos no les interesa lo que tenemos para enseñar. A los chicos sí les interesa. Lo que no les interesa, porque a mí tampoco me interesaría, es aquello que desconocen. Si nunca oí hablar del universo, si nunca oí hablar de los hermanos Grimm, ni siquiera sé si me gustan o no me gustan. Si nunca oí hablar de los huesos más largos del cuerpo humano… Nosotrxs como maestrxs tenemos la llave para poner en manos de los chicos qué hay adentro de los libros y de la cultura letrada.” (Mirta Torres, clase abierta de la Cátedra Freire en el Normal 8, encuentro apertura 27 de agosto de 2010.)
Junto a esta característica distintiva, podemos agregar que la línea de alfabetización contempló la invitación y la participación no solo de maestras y maestros de escuelas sino también de todas y todos aquellos que llevaran adelante experiencias de alfabetización, de trabajo en torno a la lectura y la escritura en otros ámbitos como organizaciones sociales y comunitarias. De esta manera, el encuentro de los recorridos y experiencias que traían las y los participantes fue sumamente enriquecedor; implicó acercarse a otras maneras, otras posibilidades y otras inquietudes.
La propuesta buscó mirar y revisar las propias lecturas del mundo, las propias concepciones sobre la lectura y la escritura y revisitar las propuestas y experiencias de alfabetización en las que participamos. Nos guiaron preguntas fundamentales, necesarias como qué es leer, qué es escribir, cómo enseñar, quién tiene la responsabilidad… Buscamos respuestas, provisorias muchas, en el compartir reflexiones y análisis, lecturas y conversaciones con invitados e invitadas que generosamente nos trajeron las últimas investigaciones, análisis de datos y de evaluaciones oficiales, los últimos textos y las preocupaciones en el área.
Notas
[*] Irina Garbus: Maestra de Grado. Coordinadora de la Cátedra Libre Paulo Freire de UTE. Secretaria de Educación de UTE. Silvia Storino: Licenciada en Ciencias de la Educación. Profesora para la Enseñanza Primaria. Docente de Educación Superior. Vicerrectora UNPAZ. Profesora invitada de la Cátedra Freire. Marcela Terry: Licenciada en Ciencias de la Educación. Profesora para la Enseñanza Primaria. Directora de Prof. Universitarios de Educación Especial, UNPAZ. Profesora de la Cátedra Freire.
Como docentes y como trabajadores, compromiso de resistencia y lucha
Una escena en un encuentro en una escuela de Lugano, en Ciudad de Buenos Aires, nos muestra la fuerza de estos intercambios en la Cátedra Freire. Angélica Graciano, secretaria General de UTE (en ese momento, secretaria de Educación del Sindicato), trabajaba frente a un nutrido grupo de docentes sobre el sistema de protección de derechos de infancia y la constitución de redes para promover ese derecho. Centralmente, la potencia de lxs docentes para constituirse en nudos centrales de esos entramados y el reconocimiento de las organizaciones.
Ante esto, una jovencísima maestra de Educación Inicial le pregunta: –Y entonces, ¿por qué a veces somos tan desvalorizados por los medios? Angélica responde: –Justamente, nos atacan, te lo digo con treinta y pico de años de maestra, porque nosotras (las docentes) somos las que logramos a lo largo de todos estos años, las que estuvieron antes que nosotras, las del paro del ’88, las primeras maestras que pararon en San Luis cuando no les pagaban, las que le hicieron el paro a la dictadura, nosotras logramos que el sistema educativo esté en pie. Si ganara la campaña de desprestigio, la derecha avanzaría sobre la escuela pública. Por eso es tan importante nuestra lucha y nuestro lugar.
La joven replica: –Somos la última trinchera.
La respuesta logra en medio minuto entrelazar política, pedagogía y experiencia, otorgando sentido. La réplica incorpora el compromiso de resistencia y lucha. (Desgrabación del Encuentro de la Cátedra Freire, 8 de julio de 2017.)
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Pensarnos como docentes-trabajadores del conocimiento y la cultura-sujetos políticos. Este es el eje que vertebró la experiencia de la Cátedra. En uno de los encuentros, Carlos Ruiz realizó esta clara síntesis: “Lo que nosotros tenemos que lograr, es que los sectores populares tengan más escuelas, más tiempo, que sus docentes tengan mejores condiciones de enseñanza. Que la escuela que está situada en estos sectores no sea la más pobre del distrito. Que tengan vidrios y no cartones. O sea, tenemos que luchar para que los que tienen menos, tengan más. Y lo tenemos que luchar desde nuestra doble pertenencia de educadores y de trabajadores. Ambas están encaminadas a transformar esta sociedad. Como trabajadores y como educadores. Me siento muy a gusto en esta Cátedra, viendo que Freire es retomado por las nuevas generaciones y ligado a la actividad sindical. Lo ubica donde siempre quiso estar Freire, con los trabajadores.” (Carlos Ruiz, Clase abierta de la Cátedra Freire en el Normal 8, encuentro apertura 27 de agosto 2010.)