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XXIII Congreso Pedagógico 2018
EDUCACIÓN, DEMOCRACIA Y RESISTENCIA
LUCHAS Y SOBERANÍAS PEDAGÓGICAS
Ponentes: Carolina Del Bono y Franco Schiazzano
Título: El arte emancipador pedagógico. La Sachapera.
Palabras clave: curricular, primaria, videoponencia, educación musical, folclore, educación artística, pedagogía de la pregunta.
Sinopsis
Junto a las necesidades primarias del hombre (sustentarse, procrear
y albergarse), existen las secundarias, denominadas humanizantes:
pertenecer, tener conciencia de tiempo y espacio, poder
crear ideas a partir de las múltiples experiencias. Con mayor
complejidad que la aquí expuesta estas necesidades incluyen los
signos artísticos como medio de ser parte de una comunidad y ser
reconocidos por ella.
La experiencia de participar en producciones artísticas en la escuela, ya sean individuales como grupales, apuntan a cultivar una mediación lúdica, creativa, analítica y crítica desde la representación simbólica con el universo que nos rodea. Las artes sonoras, visuales y de movimiento se ubican como posibilitadoras de procesos de formación de pensamientos y modos discursivos en los que la imaginación, la creación y lo sensible son pilares esenciales.
Si bien hay una búsqueda personal y un sello que da cuenta del universo interpersonal, es importante el desarrollo de las producciones colectivas. En murales, en prácticas sonoras, danzas hay un componente de coordinación, diálogos, pruebas, errores y posibles acuerdos que producen símbolos.
El universo simbólico es el que da cuenta de los saberes y valores,
y gracias al cual pueden ser enseñables y comunicables.
La infancia vive en medio de emociones, esperanzas, temores, ilusiones y desilusiones reales y también en medio de fantasías y sueños, que son justamente los espacios vinculados al desarrollo de las lenguas del arte que permiten el despliegue del universo simbólico, donde los mitos, la búsqueda de las propias verdades, se construyen en las aulas.
¿Por dónde se traza la frontera entre el creer
y el saber, entre el sentir y el percibir, y entre el percibir y el saber?
Dar lugar a que cada niñe se plante con libertad frente a la percepción del arte y exponga su propio universo interpretativo resulta de sumo valor en las clases. Desde la percepción se inicia la reconfiguración de la obra para luego dar pie a la instancia de producción que hablará directamente de ellos y ellas.
Partimos de un disparador muy específico, como es la chacarera “La sachapera”, que dio lugar al cruce entre un texto de Marta Zátonyi y nuestra tarea en las escuelas primarias de la Ciudad de Buenos Aires, la Escuela 2 del Distrito 15 y la Escuela Lenguas Vivas del Distrito 1. (Véase Marta Zátonyi, Arte y creación. Los caminos de la estética. Cap 1, Un mundo amplio, Buenos Aires, Capital intelectual, 2007, págs. 10 - 29.)
En el momento de interpretar la chacarera “La sachapera” utilizamos disparadores que apuntan al universo intrapersonal con preguntas como:
-
¿Hay un lugar donde calmar las penas?
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¿Con qué músicas curás tus penas?
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¿Te gusta que vengan las familias al colegio?
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¿Qué significa el sonko dejarte quiero?
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¿Da lo mismo tocar o cantar con amigos?
Se busca en el trabajo cotidiano promover una imaginación creadora que permita a lxs alumnxs integrar el conocimiento estético con otros tipos de conocimientos presentes en su educación.
En nuestra videoponencia mostramos a través de preguntas, que han sido respondidas de manera espontánea por lxs alumnxs, el ir y venir con las realidades familiares, la búsqueda personal e intuitiva que enriquece las producciones.
Producir interrogantes que deriven de los contenidos específicos y que permitan desarrollar la subjetividad de cada estudiante respecto de su realidad particular es clave para la resignificación del símbolo. y para dar lugar a la apropiación de un lenguaje con la sintaxis particular de cada uno de ellos y así expresar el universo individual de cada alumno. Las operaciones necesarias para esto son muy similares a las utilizadas para escribir un cuento sabiendo su estructura, la de reexpresar una operación matemática en otros términos, la de hacer un paralelismo entre procesos históricos.
Las diferentes áreas del conocimiento son caminos por los cuales se accede a la construcción de saberes, de ninguna forma pueden ser considerados compartimentos estancos. Su interrelación es evidente y la existencia de la multiplicidad de saberes es fundamental para que cada individuo pueda encontrar el camino que más fácil le resulte para esta construcción y, luego, poder extrapolar este descubrimiento a todas las áreas, en un ida y vuelta entre las diferentes materias que componen la currícula de una escuela.
Pretender que existan áreas más importantes que otras es equiparable a pretender que existen personas más importantes que otras. Siguiendo este razonamiento se podría justificar que hay personas con más derechos al conocimiento que otras. Esto es utilizar la lógica del mercado para la construcción del conocimiento, es mercantilizar los saberes, tazarlos. Es, en fin, plantear que solo hay algunos individuos que podrán alcanzar la iluminación y que otros vivirán en las tinieblas.
Una pedagogía que pretenda ser llamada democrática y soberana no puede permitir condiciones asimétricas entre áreas del conocimiento ya que sería una contradicción determinante con los valores democráticos. Tampoco puede tomar las jerarquías creadas por un sistema económico y reproducirlas pues dejaría de ser soberana.
La participación de la comunidad es parte de la construcción de soberanía, sentirse parte de un producto artístico que nos reúne en un hecho colectivo. El signo artístico posibilita una pertenencia real, promueve la comunicación y permite el diálogo entre diferentes individualidades. Es un camino entre la tradición y lo que está por crearse, sosteniendo un entramado histórico entre las generaciones de la sociedad y de esta manera tomando contacto con otrxs pensar el mundo entre pares, no desde la individuación, no desde sistemas de valoración que excluyan sino que integren a todxs lxs actores de la sociedad en igualdad de posibilidades.