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XXIV Congreso Pedagógico 2019 

EDUCACIÓN PÚBLICA EN LUCHA
LECTURAS Y REGISTROS PARA LA CONVIVENCIA CIUDADANA

Ponente: Mariana Claudia Goyena[1]

Título: Pedagogía de la memoria, escuelas, identidades

 

Palabras clave: Identidades y memorias. Derechos humanos. Derechos sociales y educación pública. Docentes desaparecidos, patronos de escuela.

"Todo derecho en el mundo debió ser adquirido por la lucha; estos principios de derecho

que están hoy en vigor ha sido indispensable imponerlos por la lucha a los

que no los aceptaban, por lo que todo derecho, tanto el derecho de un pueblo

como el derecho de un individuo, supone que están el individuo y

el pueblo dispuestos a defenderlos... El derecho es el trabajo sin descanso...

Resistir a la injusticia es un deber del individuo para consigo mismo, porque

es un precepto de la existencia moral; es un deber para con la sociedad."

 

III Congreso Internacional Juventud e identidad

por los 20 años de Abuelas de Plaza de Mayo, 1997.

Publicado en el libro Juventud e identidad. III Congreso Internacional.

Tomo II, Buenos Aires, Espacio Editorial, 2001.

 

 

 

 

Acto del Patrono Escuela N° 20 D.E. N° 19 "Cacho Carranza".

El nombre encontrado

En la sierra mexicana de Nayarit había una comunidad que no tenía nombre. Desde hacía siglos esa comunidad de indios huicholes andaba buscando nombre. Carlos González lo encontró, por pura casualidad. Este indio huichol había venido a la ciudad de Tepic para comprar semillas y visitar a parientes. Al atravesar un basural, recogió un libro tirado entre los desperdicios. Hacía años que Carlos había aprendido a leer la lengua de Castilla y, mal que bien, podía. Sentado a la sombra de un alero, empezó a descifrar páginas. El libro hablaba de un país de nombre raro, que Carlos no sabía ubicar pero que debía estar bien lejos de México, y contaba una historia de hace pocos años. En el camino de regreso, caminando sierra arriba, Carlos siguió leyendo. No podía desprenderse de esta historia de horror y de bravura. El personaje central del libro era un hombre que había sabido cumplir su palabra. Al llegar a la aldea, Carlos anunció, eufórico: “¡Por fin tenemos nombre!”

Y leyó el libro, en voz alta, para todos. La tropezada lectura le ocupó casi una semana. Después, las 150 familias votaron. Todas por sí. Con bailares y cantares se selló el bautizo. Ahora tienen cómo llamarse. Esta comunidad lleva el nombre de un hombre digno, que no dudó a la hora de elegir entre la traición y la muerte. “Voy para Salvador Allende”, dicen, ahora, los caminantes.

Eduardo Galeano

 

¿Para qué un nombre?

 

¿Sólo para ser identificado en relación con los demás?

Cuando me llaman, no solo escucho mi nombre, escucho mi vida.

Mi nombre, mi identidad…

Es conocer mi procedencia, mi historia, mi génesis, trasciende lo biológico. Es, nada más ni nada menos, que encontrar y conocer mis orígenes, mis raíces, esas que dan razón a mi presente, esas que me permiten entender todo eso que soy, esa persona única e irrepetible, con una historia también sin par.

Así es… dime tu nombre y te diré quién eres.

 

Derecho a la identidad

 

Cuando recuerdo los diferentes establecimientos escolares en los que transcurrió parte de mi vida, no puedo evitar identificar las huellas que dejaron en mí, así como sus nombres y lo que ello implica:

§ Mi escuela primaria, “Juan Lavalle”, en la cual cursé la escolaridad primaria en el contexto de una de las más crueles dictaduras cívico militar, la del año 1976.

Época trágica para nuestro país, en ese momento de mi infancia era inimaginable pensar en nuestros 30.000 desaparecidos, 600 de ellos compañeros docentes.

En esta escuela, ubicada en el parque Avellaneda, todos estudiábamos acerca de los actos heroicos de nuestro prócer unitario; sus ideas, luchas y participación en la independencia de nuestro país. Su terrible asesinato nos indignaba y llenaba de tristeza.

En su patrono íbamos al parque a recoger flores para colocar en su busto, era una tradición que continuó muchos años; cantábamos su himno que detalla lo cruel de su asesinato y se nos caían las lágrimas… Ahora, repienso y reviso esa historia como adulta.

§ La primera escuela donde trabajé como profesora de Educación Artesanal, hoy Educación Tecnológica, llamada “República de la India” (en la que luego continué como profesora titular durante 15 años). Vivíamos la historia de dicho país como nuestra, haciendo analogías de cada proceso histórico popular, sobre todo, porque esos fueron años muy complicados en la educación (1989 hasta 2001).

El neoliberalismo instalándose, pero también mucha lucha docente contrarrestando este avance, desde la carpa blanca hasta comenzar a organizar por parte del Supervisor de ese momento, señor Héctor Pastorino, la posibilidad de bautizar escuelas con nombres de compañeros docentes desaparecidos de los distritos N°19 y N° 21.

§ En el mismo barrio donde realicé mi Primaria, en el mismo parque donde recogía las flores para el busto del General Lavalle, mi hijo menor realizó su secundaria y fui parte de la cooperadora de la Escuela de Educación Media N° 2 “Ernesto Che Guevara”. Nombre votado por toda la comunidad educativa hace más de diez años; no obstante, el proyecto está sin tratamiento en legislatura (producto del rechazo de la legisladora del partido Propuesta Republicana). Actualmente, para el Ministerio de Educación aún continúa sin nombre, no así para todas y todos los integrantes de la escuela y del barrio.

En esta escuela viví el entusiasmo, cuando todes, chicas y chicos, llamaban a su escuela “La Che”.

Vi y participé de la organización de viajes de estudio para conocer la vida de su Patrono, la realización del “FestiChé” todos los años (donde ese nombre elegido y toda su historia están tan presentes a través de diversos trabajos educativos), así como de charlas con Juan Martín Guevara y otras personas que tuvieron vivencias con el Che (historiadores, fotógrafos, entre otros), todo lo cual visibiliza la importancia que tiene para ellos el nombre de su escuela.

§ Hoy me resulta increíble que las escuelas donde tengo cargo, la Escuela 20 del Distrito 19 “Carlos Cacho Carranza” y la Escuela 2 del Distrito 21 “Eduardo Luis Vicente”, posean nombres de compañeros desaparecidos, lucha que iniciamos en mis años de juventud (con el fin de poder rendirles el mejor de los homenajes).

Una conquista que debe entenderse como un homenaje que le agrega un gran valor a su lucha y compromiso; reconocer que entregaron su vida para tener una sociedad más justa e inclusiva; esa lucha que continúa y trae a nuestros días la necesidad de reafirmar la importancia que tiene el derecho a la identidad y a la educación.

 

La importancia del nombre y la pedagogía de la memoria

 

Dice el escritor Borges en su poema “El Golem”:

Si (como afirma el griego en el Cratilo)

el nombre es arquetipo de la cosa

en las letras de 'rosa' está la rosa

y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'.

 

Rosa, Nilo, Colón, Videla, Alfonsín, Perón, Cacho Carranza, General Lavalle…

¡Cuánto hay en cada nombre!

Historia, cultura, genética, ni más ni menos que identidad. Poder representar el pasado a través del nombre de la escuela remite a la memoria.

Para trabajar la memoria y la identidad es necesario el estudio y la transmisión de acontecimientos como la última dictadura, experiencias de genocidios, políticas de persecución y exterminio perpetrados en distintas partes del mundo, con el fin de que puedan transformarse en un “puente” que interpele la propia experiencia: me refiero a intentar responder preguntas ligadas a cómo participar de una vida ciudadana activa y responsable; cómo no ser indiferentes ante el dolor de los demás; cómo exigir que las sociedades y los gobiernos respeten los derechos  humanos  universales.

Por ello, al reflexionar con los chicos y las chicas en la escuela, partiendo del nombre de un maestro desaparecido, sobre todos los aspectos de nuestro pasado reciente a nivel nacional, provincial, regional y familiar, y con una mirada hacia América Latina y el mundo en una relación recíproca, de alguna manera dialéctica, nos damos la tarea de favorecer una ciudadanía crítica, que ellos y ellas puedan reafirmar nuestra soberanía e identidad nacional, y profundizar el ejercicio de la democracia y respetar los derechos humanos.

En la actualidad y pensando que con el paso de los años esta experiencia en pedagogía de la memoria tal vez tiende a debilitarse, ya que los docentes y estudiantes más jóvenes no fueron contemporáneos a estos acontecimientos, me pregunto: Desde la educación qué podemos hacer para debatir, cuestionar y comprometer a nuestros chicos y chicas y que puedan ser defensores de la construcción de una nación justa, con una distribución económica equitativa y socialmente desarrollada.

Pensando que los derechos humanos son conquistas sociales, poder transmitirlos por ejemplo a través del nombre de un compañero desaparecido o el día de la memoria, verdad y justicia, reconociendo, valorando, rememorando y honrando a los que lucharon por todos nuestros derechos, nos permite reforzar y resaltar la idea de responsabilidad, solidaridad, defensa de derechos, participación e inclusión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Compañeros de trabajo (Gerardo Cirianni a la izquierda y Daniel López a la derecha) del docente desaparecido “Alberto Cacho Carranza”, integrantes del Congreso Pedagógico junto a la directora de la Institución María Guillermina Raffa, conversando con docentes, alumnos y alumnas de 5°, 6° y 7° grado sobre la trayectoria docente y militante de su Patrono.

Preguntas trabajadas previamente con sus docentes: les alumnos y alumnas quisieron saber sobre la escuela donde trabajaba Carranza, aspectos de la época, su desaparición y la causa en el marco sociopolítico, la participación de sus compañeros, las causas de sus luchas realizando un paralelismo con las luchas actuales..

 

§ En las escuelas donde trabajo con estos nombres, que simbolizan lucha, cada 24 de marzo y cada patrono, siempre son invitadas personas comprometidas enla defensa de los derechos humanos (abuelas, madres y compañeros que trabajaron junto a los maestros desaparecidos) que dan testimonio con su relato a los estudiantes, con el objetivo de transmitirles un mensaje esperanzador a las nuevas generaciones a través de sus vivencias, de la lucha en común y pacífica.

Este conocimiento es necesario ya que se trata de temas que, si bien refieren al pasado, están íntimamente enlazados con el presente, y por supuesto, con el futuro. Trabajar estos temas en el aula puede contribuir a generar que la memoria no sea solo imágenes fijas que ya no se interrogan por el presente y el futuro de la vida común, pues en ese caso la brecha que separa a las generaciones se ensancha, dificultándose aún más la construcción de espacios propicios para el diálogo intergeneracional. Es decir, se trata de construir una relación entre las nuevas generaciones y lo sucedido en el pasado que no sea ni estática ni pasiva.

 

§ En el D.E. 19, la escuela N° 20 es la encargada desde hace unos años de llevar adelante el acto de la Memoria cada 24 de marzo. No obstante, todas las escuelas del distrito participan de diversas formas, por ejemplo, eligiendo a oradores, con trabajos de los alumnos y alumnas realizados durante el año anterior en distintas materias, producciones plásticas, esquemas, coreografías y con canciones.

Trabajos realizados por les alumnos y alumnas del distrito de Educación Plástica.

 

 

 

 

 

Producciones de alumnos y alumnas de las escuelas expuestas en el acto del “Día de la Memoria, Verdad y Justicia” del Distrito Escolar N° 19. Coreografía en Patín, realizada por alumnos y alumnas de la escuela.

 

 

Las escuelas N° 2 del D.E. 21 y N° 23 del D.E. 19 también tienen un Espacio de Memoria, cuentan con un Jardín de la Memoria con árboles, y cada árbol lleva el nombre de un desaparecido. Allí estuvieron presentes Madres y Abuelas quienes sembraron semillas y plantaron árboles como símbolo de esperanza y de vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                               

         “Abuelas relatoras por la memoria, la identidad y la justicia”. Este grupo de abuelas relatoras trabaja durante todo el año en los distintos ciclos de la escuela; luego de sus relatos, muchos de los grados realizan distintas producciones escritas.

 

De esta forma buscamos que los alumnos puedan considerar los múltiples factores que contribuyeron al terrorismo de Estado para no quedarnos solo con las historias personales de quienes testimonian. Si bien es importante no perder de vista las singularidades, no estamos trabajando sobre una tragedia personal o una desgracia, de un individuo o una familia, sino de un proceso colectivo. Poder poner en contexto estas historias y recuperar la diversidad de factores y dimensiones de esta temática, permitirá una mirada más compleja sobre nuestra sociedad y nuestra historia. Por esto es tan importante que nuestras escuelas tengan nombres que nos representan desde nuestra identidad como pueblo, con su historia, sus luchas, sus costumbres, su cultura.  

¡Y qué mejor que los nombres de nuestros compañeros desaparecidos en la última dictadura!

Ya son varios los años en que se trabaja de esta forma “La memoria, verdad y justicia” en nuestro distrito y toda la comunidad educativa desarrolla esta propuesta con mucho orgullo, donde se construye colectivamente la identidad y la memoria, se defiende la educación pública como un derecho para todos y todas.

El derecho, en suma, es lucha. Cuán cierto es esto al analizar el derecho a la identidad.

Notas

[1] Maestro Mayor de Obras ENET N° 13. Profesora de Educación Artesanal y Técnica/ Tecnológica. Actualización Académica en Comunicación y Multimedia Digital. Diplomado Superior en Competencias Tecno pedagógicas para la Cultura Digital. Diplomado Superior en Herramientas Didácticas-Pedagógicas para la Implementación de las TICS en los Procesos de Enseñanza.

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