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XXIII Congreso Pedagógico 2018 

EDUCACIÓN, DEMOCRACIA Y RESISTENCIA
LUCHAS Y SOBERANÍAS PEDAGÓGICAS

Ponentes: Flavia Vitale[1]

Título: Trabajadoras de la educación que no fueron segundas madres

Palabras clave: Media, derecho a la educación, feminismo, historia de luchas sindicales

 

“Quisiera entrar por el ojo de una aguja al reino de la gente donde ninguna edad sea pecado, ningún sexo demasiado pequeño, ningún ser un poco menos.”

                                                                                         Laura Devetach (1)

 

Ni Dios

 

La primera huelga documentada ocurrió en el Antiguo Egipto, organizada por los trabajadores y artesanos de Set Maat durante el reinado de Ramsés III, hacia el año 1166 a.C. ​

Pero el origen de la huelga ya unida al movimiento sindical y las primeras protestas obreras se sitúan en Inglaterra. Allí surgió un movimiento popular llamado ludismo, conducido por Ned Ludd y conocido como el movimiento de los rompedores de máquinas (1810-1811). “Acariciadores” de trenes, dirían algunos en nuestro país. En años posteriores —1830— en Inglaterra, aparecieron las primeras organizaciones obreras de carácter gremial (trabajadores que se dedicaban solo a un oficio).

Los movimientos sindicales de distintas inclinaciones políticas (anarquismo, comunismo, socialismo) fueron también asociados al desarrollo teórico de la existencia de una clase trabajadora en una lucha de clases para el reconocimiento del trabajo, como una fuerza de gran valor.

Para ese entonces ya se habían promulgado (1799-1800) las Combination Acts, leyes inglesas que prohibían los sindicatos y que luego los regularon —en tanto asociaciones de trabajadores— como también las huelgas. Estas leyes facilitaban al Estado inglés reprimir a los trabajadores mediante fuerzas públicas, incluido el ejército. Mientras estuvieron en vigencia, permitieron la persecución sindical, empujando a que movimientos populares (como el ludismo) se movieran en la clandestinidad. Sin embargo, la presión y la lucha popular lograron ganar la partida en Inglaterra y el Parlamento las derogó en 1924.

Si analizamos estos sucesos respecto de nuestro país y la lucha docente en particular, podemos establecer una relación con la situación actual de Argentina.

El PRO, liderado por Mauricio Macri, ha querido y quiere instalar entre nuestras trabajadoras y trabajadores la demonización de los sindicatos. En este sentido cabe recordar la represión a los docentes, cuando se estableció la Escuela Itinerante frente al Congreso, como modo de protesta frente al incumplimiento de la Ley de Financiamiento Educativo N° 26.075 (paritaria nacional). Las fuerzas policiales reprimieron a las y los maestros de distintos sindicatos. El agravante es que el Estado nacional intentó legitimar este hecho y minimizarlo, mientras insistía en las amenazas a dirigentes sindicales.

También fue notoria la posición de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, con su llamado e invitación a “desindicalizarse”, intentando segregar la lucha de la clase trabajadora, fundamentalmente la organización docente. Ni con su empatía de género hemos contado las trabajadoras de la educación.

Lo llamativo es que la lucha por el derecho a una educación de calidad es un movimiento que ha tenido gran participación femenina desde sus orígenes, sobre todo en nuestro país.

Como resultado de estos entramados políticos y del momento actual, las trabajadoras argentinas junto a dirigentes sindicales de diversos gremios han tendido a alinearse, no solo por conciencia de clase trabajadora sino también por sororidad, frente a la necesidad de resistir los avances de un gobierno mercantilizante y patriarcal.

 

Ni Patrón

 

En nuestro país se registran indicios de resistencia de las docentes aproximadamente desde 1830. “Mariquita Sánchez se vincula con la Sociedad de beneficencia, entidad destinada a impulsar desde el área pública la educación femenina de todos los sectores sociales… Sus responsabilidades serán: dirigir e inspeccionar las escuelas de las niñas”.

Domingo Faustino Sarmiento, “al asumir como director del departamento de escuelas de estado de Buenos Aires…” intentó boicotear la función de Mariquita Sánchez como educadora y correrla de su cargo, pero “la comisión de mujeres que la preside rechaza tal determinación (2)”. En Argentina las mujeres han sido parte activa de la lucha de la clase trabajadora, unida al movimiento sindical.

Orígenes de la resistencia

Por el año 1881 ocurría un hecho inédito para la lucha docente: la primera huelga docente encabezada por mujeres. Fue la protesta a cargo de las maestras puntanas, lideradas por Enriqueta Lucero, casada con un dirigente sindical simpatizante del marxismo. La compañera condujo una de las primeras huelgas docentes del mundo reclamando el pago del salario.

Un grupo de maestras originó la chispa, enviaron una carta a Sarmiento, que la extendió a todas las provincias apoyando a las maestras y maestros en su reclamo. Terminaron alejándolas de sus cargos, por considerar la carta como desacato a la autoridad. Algunas versiones aseguran que Domingo Faustino Sarmiento no intercedió para evitar los despidos de las docentes huelguistas.

“Incluso Sarmiento apoyó enfáticamente las medidas del gobernador Zoilo Concha para que no lograra promoverse una desmoralización general de la enseñanza”.(3)

Juana Manso (4) tuvo un importante papel en ese momento, como prestigiosa docente y feminista. Sus ideas centrales incluían el desacuerdo por la dominación de la iglesia católica y el énfasis en que la educación pública debía ser mixta. 

Al año siguiente —1882— se llevó a cabo el Primer Congreso Pedagógico, al que asistieron gran cantidad de trabajadoras de la educación. Uno de los temas destacados fue la discusión acerca de si la educación debía ser laica o religiosa.

“Desconfiaba Sarmiento de la composición predominantemente femenina del Congreso Pedagógico, ante la inminente discusión sobre la enseñanza laica o religiosa en las escuelas primarias.” (5)

Frente a esta pulseada, el sector más conservador trató de detener la sesión pero las docentes lograron imponerse y defender su posición. (6)

Ese siglo fue, sin duda, una etapa histórica de gran relieve para las mujeres profesionales de la educación en Argentina.

“La capacidad de sacrificio, de altruismo y de abnegación que era necesaria para la tarea docente (Alliaud, 1992) también aparecen con connotaciones ‘femeninas’ en las distintas fuentes”: “La educación y todos los empleos que se relacionan con ella, necesitan ante todo del don del sí mismo. Y este don de sí mismo, ¿dónde encontrarlo más grande y más complejo que en la mujer? La mujer se sacrifica por naturaleza, ha nacido para sacrificarse. Es lo que hace su fuerza al mismo tiempo que su gracia, es el secreto de su felicidad” (Monitor, 1889-1890).” (7)                   

                                                       

En el año 1896 aparecen las primeras publicaciones obreras feministas en una revista-diario llamada La Voz de la Mujer, en París, dirigido por Eugéne Niboyet. Este medio gráfico fue utilizado como herramienta de protesta femenina y fue tomado en Argentina por la anarco sindicalista Virginia Bolten. Se sentaban las bases del movimiento feminista encausado en la conciencia de clase trabajadora.

Hacia la igualdad de derechos

Entre 1900 y 1910 se destacaron mujeres como Elvira del Carmen Rawson Guiñazú (8), una de las fundadoras del primer Centro Feminista creado en nuestro país para reclamar por el reconocimiento de la igualdad de derechos civiles y políticos de hombres y mujeres. Con esto se problematizaba el lugar que se venía reservando para la mujer en nuestra sociedad patriarcal.

Guiñazú participó activamente en el Primer Congreso Femenino Internacional realizado en Buenos Aires en 1910, en ocasión del Centenario. 

También fue la participación de las mujeres muy importante para el cultivo de los derechos y la igualdad de las trabajadoras en nuestro país. En 1902 Alicia Moreau de Justo, junto a un grupo de compañeras, fundó el Centro Socialista Feminista y la Unión Gremial Femenina. Por su parte, Julieta Lanteri (simpatizante del partido Centro Independiente) fue la primera mujer iberoamericana en votar.

En el año 1919 se produce la segunda huelga docente más importante de nuestro país. Esta vez a cargo de la provincia de Mendoza, donde las mujeres docentes volvieron a tener un rol preponderante. “Se concibe la huelga de maestros como una magnífica exteriorización de resistencia y solidaridad tanto más digna de aplauso cuanto son mujeres en este caso las que se atreven a la lucha más terrible que haya memoria en la provincia” (La organización obrera, 09/08/1919). (9)

En 1944 se crea la Dirección del Trabajo y Asistencia a la Mujer, mientras Juan Domingo Perón estaba en la Secretaría de Trabajo. Se sentaban las bases para un cambio político y cultural.

En el año 1946 Perón asume como presidente y Eva Duarte pronuncia su primer discurso político, en el cual exige la igualdad de derechos para hombres y mujeres. Se logra, gracias a su militancia y convicción, que el 33% de los cargos políticos del partido fueran ocupados por mujeres.

Nace una nueva etapa política para el movimiento feminista y de las trabajadoras, que se venía gestando desde años anteriores.

En 1949 Eva Duarte forma el partido peronista femenino, y en ese mismo año se aprueba la ley (que un dirigente de la UCR había presentado como proyecto) de sufragio femenino. Las mujeres ya pueden votar.(10)

Luego de esa etapa de florecimiento de derechos femeninos y laborales para todos y todas, en el año 1955 llega la conocida Revolución Libertadora. El peronismo y todos los derechos logrados quedan proscriptos.

En las décadas del '60-'70 hubo un gran auge del movimiento obrero feminista en Argentina. En ese contexto tuvo lugar nuevamente una huelga docente, que obtiene como corolario que el estatuto del docente se convierta en Ley, tal y como lo tenemos hasta nuestros días. Gran instrumento y escudo para defender los derechos de los y las trabajadoras de la educación de los ataques del neoliberalismo, que intenta mercantilizar la educación.

En paralelo iba creciendo en nuestro país el movimiento feminista de una forma más bien escondida hasta El Cordobazo (1969). Esta iniciativa popular, además de haber sido un movimiento estudiantil y obrero, fue también la visibilización del malestar provocado por una sociedad patriarcal y represora. Era un clima de represión cultural, similar al de Francia y su movimiento conocido como el Mayo Francés (1968). Se suspendían obras teatrales, se prohibían libros de docentes y escritoras como Laura Devetach. Para un gobierno que ponderaba en nuestro país una cultura conservadora, las mujeres solo podían estar en sus hogares y las que eran maestras tenían asignada en la escuela una función de docencia-maternal, de ese modo quedaba invisibilizado el rol profesional de la mujer educadora.

Unidad de las trabajadoras

En este escenario hicieron su aparición las primeras organizaciones feministas, que a su vez dieron lugar a repensar nuevamente el lugar de la mujer y su correlato en el mundo del mercado laboral. Como se puede deducir, la batalla fue y es cultural.

Volviendo al colectivo de las y los trabajadores de la educación, el 11 de septiembre de 1973 se conforma la CTERA, que reúne diferentes sindicatos docentes y promueve estatutariamente estrategias para lograr la unidad en cada jurisdicción, evitando la dispersión que debilitaba su efectividad, un proceso demorado por los golpes de Estado y las dictaduras militares, que mataron, persiguieron, torturaron, encarcelaron y desaparecieron a sus dirigentes y obturaron la actividad sindical.

Algo similar a lo que ocurrió en Inglaterra en la época de las Combinations Acts, como ya se dijo. En Argentina, varias compañeras asumieron cargos en la dirigencia sindical docente.

“En 1974 mujeres que participaban también de otros agrupamientos conformaron el Frente de Lucha por la Mujer. El auge de la militancia política que tuvo lugar entre fines de los años '60 y mediados de los '70 impulsó el surgimiento de grupos de mujeres que intentaron la construcción de un lugar propio dentro de sus respectivas agrupaciones políticas. Indudablemente el movimiento de mujeres, tanto de aquellas que llevaban una doble militancia (política y feminista) como de las feministas puras, se vio fuertemente afectado por la sangrienta dictadura militar que se inició el 24 de marzo de 1976 y que perduró hasta el 10 de diciembre de 1983. 


“Hubo verdaderamente un antes y un después del golpe militar ya que la represión política e ideológica imperante impidió el libre intercambio de ideas.

“Los ámbitos se cerraron y de las discusiones en espacios públicos se pasó a los interiores de las casas.

“A su vez, durante los años de la represión surgiría un movimiento de mujeres no específicamente feminista, pero en el cual tendrían un importante protagonismo. Nos estamos refiriendo al movimiento de derechos humanos cuya agrupación emblemática fueron las Madres de Plaza de Mayo. 

“No obstante, en el clima de represión imperante podemos encontrar durante la dictadura algunas organizaciones que resisten y sostienen discusiones y reivindicaciones feministas. 

“A partir de 1987 (gobierno de Raúl Alfonsín) con la creación del primer espacio estatal, la Subsecretaría de la Mujer, se inició una nueva etapa de intercambio con el Estado. La dinámica ‘feminismo-Estado o feminismo-movimiento de mujeres-Estado’ fue variando a lo largo de las diferentes administraciones: la radical hasta 1989 y la menemista hasta 1999.” (11)

En 1988 ocurre una nueva huelga, que se conoció como el Maestrazo (12). Una de las más importantes de nuestro país, que duró 43 días.

Finalmente durante 1989 se alcanza el mayor grado de integración con un sindicato único por jurisdicción. Hoy las entidades de base de CTERA incorporan a docentes de todos los niveles y modalidades tanto del ámbito público como privado. En el 2000 trabajaban en todo el país 622.000 docentes. La afiliación promedio es del 55%. CTERA tiene incorporado al 45% del total nacional de educadores llegando a 234.000 afiliados cotizantes.

A diferencia de la huelga anterior, con el Maestrazo no se lograron resultados muy felices. Entre los principales causales de la derrota se presume la división sindical. Algo que preocupa a nuestros dirigentes, trabajadores y trabajadoras en nuestros días.

En estos tiempos se promueve, desde las organizaciones que representan a los y las trabajadoras, la unidad como principal herramienta de lucha frente a los gobiernos que tienden a balcanizar las luchas obreras y usarlas en su favor.

Mirando la historia retrospectivamente podemos tomar y hacer propias las palabras de Camille Sée: “Dicen que la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan”. (13)

Durante el segundo período del menemismo comienza otra gran lucha docente, conocida como la Carpa Blanca, que duró 33 meses. Marta Olinda Maffei fue una docente, política y dirigente, principalmente reconocida por encabezar la instalación de esta carpa docente frente al Congreso de la Nación, en reclamo de aumento de fondos para la educación entre 1997 y 1999, durante su desempeño del cargo de Secretaria General de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA).  ​

En ese período hubo manifestaciones en otras provincias, no solo en Buenos Aires. Durante una de ellas asesinaron a una manifestante llamada Teresa Rodríguez (esposa de un docente que había ido a apoyar la huelga), lo que lleva a CTERA a llamar a un paro general. En el año 2001 se desarma la Carpa Blanca al unísono con la aprobación de la Ley de Financiamiento Educativo.

En el año 2004 asume Néstor Kirchner la presidencia, ganando democráticamente con el 22 % de los votos, durante 12 años se ganaron derechos y se respetaron deberes; durante el período llamado kirchnerismo. En el año 2017 resurge una gran manifestación docente a nivel nacional, encuadrada bajo el nombre de Escuela Itinerante.

Nuevamente las y los docentes salen enfáticamente a la calle exigiendo que se cumpla con la ley de financiamiento educativo nacional. Lucha que aun sigue en pie, ya que el gobierno actual, emparentado con el FMI, no está dispuesto a ponerla en cumplimiento. Más bien está empeñado en alejar a las y los trabajadores de nuestro país de sus derechos soberanos, queriendo someter a la Argentina a la colonización del imperio Trump a costa de precarizar la educación pública, es decir de vulnerar un derecho humano. La educación es un derecho, no un privilegio de clase.

El lugar de las mujeres docentes sindicalistas aparece fuertemente representado nuevamente en la CTERA por una mujer, Sonia Alesso, secretaria general desde el año 2017 hasta nuestros días. Sucedió en el mismo cargo a Stella Maldonado, quien falleció siendo dirigente sindical de dicha Confederación, en el año 2014.

 

Ni Marido

 

¡Sitio en deconstrucción!

“(…) Y esto es la diferencia de la deconstrucción. Esta es, en efecto, una interrogación sobre todo lo que es más que una interrogación. Es por ello que vacilo todo el tiempo en servirme de esta palabra. Lleva consigo sobre todo aquello que la pregunta ‘¿qué es?’ ha dirigido al interior de la historia de Occidente y de la filosofía occidental, es decir, prácticamente todo, desde Platón hasta Heidegger. Desde este punto de vista, en efecto, uno ya no tiene absolutamente el derecho a exigirle responder a la pregunta

“¿qué eres?” o “¿qué es eso?” bajo una forma corriente.”

Jacques Derrida

(Le Monde, martes 12 de octubre 2004)

 

 

Un feminismo para el 99%

Durante esos 12 años de gobierno peronista, precisamente en el año 2009, se sancionó la Ley 26.485 (“Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”) que amplió en el país la definición de “violencia contra las mujeres”. Por el año 2015 y bajo la consigna Ni una menos(14) crece el movimiento feminista. Es un colectivo de protesta contra la violencia contra la mujer y su consecuencia más grave y visible, el femicidio. (15) (Se declara ley en el año 2012.)

El feminismo ha sido y es objeto de interés de los estudios de género. “Estudiar relaciones de género implica también recuperar procesos de negociación, de resignificación y de lucha…” (16) de las mujeres trabajadoras. Por eso este trabajo pone de relieve la importancia de interpelar al campo educativo, sobre la feminización y el rol maternal de la docencia.

También Cristina Fernández fue la primera presidenta pionera al utilizar un lenguaje inclusivo, para dirigirse al pueblo, utilizando el “todas y todos”, y no definir a la masa por el masculino, como no ha sucedido desde el final de su mandato hasta nuestros días.

Esto ha repercutido socialmente, en muchos casos fue ninguneado por la derecha neoliberal y patriarcal. Sin embargo, en nuestros días el lenguaje inclusivo es un tema de debate y de notable importancia en nuestras escuelas.

La lucha de clase trabajadora leída en relación con el movimiento feminista, como se viene delineando a lo largo de esta ponencia, deja entrever cómo el contexto político y social influye directamente en todas las instituciones, y notablemente en la familia a lo largo de todo el siglo XIX hasta la actualidad.

En el caso de las mujeres ha sido muy complejo desaprender el rol de esposas-amas de casa e incluirse y ser vistas como profesionales y trabajadoras. Aun cumpliendo la misma función en el mundo del trabajo, los maestros nunca han sido entendidos como segundos padres.

“La naturaleza aparece siempre como la fuente originaria: las capacidades educadoras de las mujeres son en realidad una extensión de sus capacidades maternales.” (17)

El movimiento feminista viene interpelando a la clase trabajadora, a los gobiernos y fundamentalmente echa luz a los vaivenes de los Estados neoliberales tanto en el ámbito público como en privado.

Durante el período de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se aprueba la jubilación para las amas de casa. Dio el derecho a resarcimiento, al menos amortizar algo después de tanta explotación y mano de obra barata de la que el Estado venía abusando.

Esto ha influido significativamente en las instituciones familiares, ya que las mujeres además de aportar tiempo de trabajo también estaban en condiciones de aportar dinero y así empoderarse como trabajadoras. Recién en el año 2009 se aprueba la licencia por paternidad, ocurre también dentro del mismo período histórico.

Por otra parte cabe mencionar, también durante el gobierno Cristina Fernández de Kirchner, a Juliana Di Tullio, quien fue presidenta del bloque oficialista de diputados, cargo ocupado por primera vez por una mujer en la historia argentina. Di Tullio fue embajadora y promotora desde la Cancillería en relación con la situación de las mujeres entre 2003 y 2005. Fue reelecta como diputada nacional por la provincia de Buenos Aires en 2009. Se desempeñó como vicepresidenta del bloque del Frente para la Victoria hasta mayo de 2013 cuando ocupó la presidencia del bloque oficialista de diputados.

Son todas bases que se fueron sentando para dar a luz nuevas organizaciones de resistencia frente al patriarcado, entendiendo la lucha de las mujeres trabajadoras como un proceso, con el objetivo de lograr un feminismo libertario y basado en la autonomía.

Z Z Z

Es importante que el movimiento feminista tenga como norte generar conciencia de clase trabajadora, ya que ha sido un puntapié central por el cual las mujeres han quedado excluidas y dejadas de lado de la actividad laboral y por ende sindical, espacio en donde se discuten derechos laborales, se debate política y se plantea la desigualdad de las mujeres en el mundo del trabajo.

El sistema económico actual se apodera de miles de horas del trabajo que las mujeres realizan y que son el combustible para la reproducción del capital, que nadie ve pero del que todos gozan. Tuvimos años de un glorioso caldo de cultivo que dio  luz a nuevas organizaciones de resistencia frente al patriarcado, como el movimiento feminista, un proceso hacia la autonomía de las mujeres y en unidad con la lucha sindical anticapitalista.

El desafío, entre muchos otros, que queda a las mujeres trabajadoras y del movimiento feminista no es solo ocupar los espacios de poder que siempre han ocupado los hombres, sino pensar en cómo reestructurar dichos espacios, desmonopolizándolos de la producción y la reproducción de normatividad y normalidad patriarcal y constituirlos en clave feminista. Pensemos el género como un espacio que promueva una normatividad alternativa, que nos constituya como mujeres trabajadoras del pueblo, que no solo disputan espacios de poder sino que disputan el sistema de relaciones de poder.

Por estas razones, si hablamos de lucha feminista, hablamos de derechos de las trabajadoras y de una posición política en la “que ninguna edad sea pecado, ningún sexo demasiado pequeño, ningún ser un poco menos”.

 

Flavia Vitale

Profesora y Licenciada en Psicología (UBA). Docente de la Modalidad de Educación Especial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Perito de Oficio del Poder Judicial de La Nación. Miembro de la Red de Investigadores y Organizaciones Sociales de América Latina.

 

  1. Feminismos populares. Pedagogías y políticas. Claudia Korol (comp.). Cap.: Resistir con alegría. Diálogo con Liliana Daunes. Roxana Longo, Analía Bruno y María Pomacusi. Pág. 235. Laura Devetach, docente y escritora argentina. Su libro La Torre de Cubos fue censurado durante la dictadura cívico militar del 1976, por la “operación claridad”.

  2. Mujeres en la educación. Género y docencia en la Argentina 1870-1930, Graciela Morgade (comp.). Cap.: Sarmiento y los feminismos de su época. Una visión novedosa de la participación femenina en la educación y la cultura. Mabel Bellucci. Págs. 45 y 46.

  3. Asociaciones y gremios docentes. Martín Acri. Barcos Ediciones, 2013. Pág. 56.

  4. Mujeres tenían que ser. Felipe Pigna. Buenos Aires, Editorial Planeta, 2011. “Juana Manso fue la primera mujer vocal del Departamento de Escuelas y luego de la Comisión Nacional de Escuelas”.

  5.  Mujeres en la educación. Op. cit.

  6. Feminismo populares. Op. cit. Cap.: Espacios escolares y relaciones de género. Visibilizando el sexismo y el androcentrismo cultural. Pág. 119. Colectiva Feminista La Revuelta.

  7.  Mujeres en la educación. Op. cit. Cap.: La docencia para las mujeres: una alternativa contradictoria en el camino hacia los saberes “legítimos”. Pág. 76.

  8.  Durante la Revolución del Parque en 1890 estableció con otros médicos un hospital de campaña en el frente de batalla para atender a los heridos. Ingresó a la Unión Cívica primero y a la Unión Cívica Radical después. Orientó su ejercicio de la medicina hacia las enfermedades femeninas. Fue profesora de higiene y puericultura.

  9. Mujeres en la educación. Op. cit. Cap.: La huelga docente de 1919 en Mendoza, Graciela Crespi. Pág. 167. 

  10. Desde la llegada del justicialismo al poder en 1946 Eva Duarte de Perón bregó por la sanción de esa reglamentación ya que la Ley Sáenz Peña, que regía desde 1916, propiciaba el sufragio universal y obligatorio exclusivamente a los hombres y dejaba a las mujeres en un rol de inferioridad cívica.

  11.  Feminismos en la Argentina de los '70 y los '80, por prof. y mg. C. Fernanda Gil Lozano. Historia, género y política en los 70. Eje 1: Espacios de Lucha y militancia. Instituto Interdisciplinario de estudios de Género (UBA). 

  12. Wikipedia. “Huelga docente 1988 El Maestrazo”.

  13. Camille Salomon Sée (Colmar, 1847-París1919), político francés de origen judío. Hijo de un asesor de negocios cuya familia se asentó en Bergheim a principios del siglo XVIII. Promotor de la Ley de 1880 que establecía institutos de enseñanza secundaria (Lycées) para niñas, creó la École Normale supérieure en Sèvres en 1881. Desde 1876 hasta 1881 fue diputado por el departamento del Sena.

  14. En 1995, Susana Chávez escribió un poema con la frase “Ni una muerte más” para protestar por los feminicidios en Ciudad Juárez. En 2011, la poetisa fue víctima de femicidio. ​Vanina Escales, comunicadora y activista, propuso “Ni una menos” para llamar a la maratón de lectura del 26 de marzo de 2015 y el nombre se mantuvo para la movilización del 3 de junio de 2015.

  15.  https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-207885-2012-11-15.html

  16. Mujeres en la educación. Op.cit. Presentación. Pág. 14.

  17. Mujeres en la educación. Op. cit. Cap.: La docencia para las mujeres: una alternativa contradictoria en el camino hacia los saberes “legítimos”. Pág. 75.

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