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XXIV Congreso Pedagógico 2019 

EDUCACIÓN PÚBLICA EN LUCHA
LECTURAS Y REGISTROS PARA LA CONVIVENCIA CIUDADANA

Ponentes: Carlos Carmona y Cristina Iranzo

Título: Reconstrucción del “Café de los Angelitos”. ¿De la lucha por la recuperación a la movilización por la preservación y defensa de nuestro Café de los Angelitos?

 

Palabras clave: Movilización. Patrimonio cultural. Identidad barrial y ciudadana.

 

 

Breve reseña de la lucha por la reapertura

 

El 17 de diciembre de 1992 los docentes de la Escuela Esteban de Luca salimos junto a nuestros alumnos, padres y vecinos del barrio de Balvanera a pedir la reapertura del Café de los Angelitos que había sido cerrado unos meses antes.

La idea surgió en los primeros días de diciembre de 1992, durante una reunión de personal en la escuela n°1 del Distrito Escolar 6°, situada en la esquina de Alberti y Alsina del barrio de Balvanera. La propuesta tenía como objetivo afianzar los vínculos con la comunidad educativa. Los alumnos de la escuela habían trabajado y cantado el tango “Café de los Angelitos” en la clase de música. La idea fue planteada a las autoridades y se informó a la supervisión del distrito.

Los vecinos del barrio fueron convocados mediante un volante repartido por padres de los alumnos que se sumaron con entusiasmo a la actividad y también se distribuyó en algunos medios periodísticos. 

El día establecido, a las cinco de la tarde, nos reunimos en la esquina del Café docentes, alumnos y padres, guiados por el profesor de música de la escuela, y con una guitarra los alumnos cantaban el mítico tango “Café de los Angelitos” cada quince minutos, los padres y vecinos acompañaron. La difusión periodística también sumó participantes, como artistas plásticos y gente de teatro, que se acercaron especialmente. Vecinos que pasaban por el lugar se emocionaban y lloraban. 

Consideramos que obtuvimos un resultado muy positivo por lo cual experiencia se repitió durante varios años. En cada fiesta del patrono de nuestra escuela se hacía mención a nuestro interés en que la reapertura del Café. Se destacaba su significado simbólico y la importancia cultural que poseía para nuestro barrio y toda la ciudad. 

Los vecinos fueron tomando mayor protagonismo en las acciones para lograr la reapertura del Café y por su iniciativa surgió la Asociación Amigos del Café de los Angelitos, que decidió mantener la presencia semanal en la esquina del Café cantando y bailando tango.

Paradójicamente, a la par que crecía la movilización por la reapertura, la estructura edilicia del Café se deterioraba cada vez más. Primero fueron apuntaladas sus paredes, y luego fue demolido ante el peligro de derrumbe. Fue un momento sumamente doloroso para toda la comunidad. La desazón era casi total. El objetivo de reapertura parecía cada vez más lejano. Sin embargo la movilización no cesó, y continúo la ronda tanguera en la esquina del Café todas las semanas. 

Finalmente, un grupo de empresarios tomó a su cargo la tarea de reconstruirlo y en junio del año 2007 el Café abrió nuevamente sus puertas. Para su reapertura estos empresarios le solicitaron al Instituto de Historia Oral de la Ciudad de Buenos Aires que realizara un video, indagando sobre los recuerdos, las vivencias que el barrio tenía sobre el Café. Las profesoras Marcela Vilela y Susana Vega se encargaron de concretarlo y lo titularon “Los Angelitos del Café“

La reconstrucción del Café superó ampliamente las expectativas que teníamos dado que su arquitectura buscó recrear los años más florecientes del Café. Y se le adicionó un teatro, contiguo al bar propiamente dicho.

El estado del mismo, aún mucho antes de la demolición era bastante precario y deslucido.

En la nueva edificación, por ejemplo se recreó el balcón donde tocaban los músicos, que contó con la participación de una célebre orquesta de señoritas (un cuarteto de instrumentistas que ejecutaban tango) y Juana Caccece, una de sus integrantes que ejecutaba el bandoneón, llegó a estar presente en la apertura (existe una foto histórica de la orquesta, ubicada en dicho balcón, expuesta en las paredes del Café)

Del trabajo aúlico a la organización barrial. El tango como elemento identitario

 

Como señalamos anteriormente, los alumnos de la Escuela Esteban de Luca habían realizado el aprendizaje del tango “Café de los Angelitos” previamente a que surgiera la idea de salir a la calle a cantarlo. El trabajo de ese contenido educativo enraizado en la cultura popular posibilitó que fuera utilizado (catalizado), cuando, tanto la comunidad escolar como el barrio, necesitaron salir a expresar y exteriorizar sus preocupaciones y convicciones.

La idea de trabajar la interpretación de este tango nace de una búsqueda de material en una casa de música. No hubo tampoco un direccionamiento previo, simplemente la partitura estaba allí. E instantáneamente se produjo la asociación que tenía con nuestro barrio de Balvanera. Era clara la pertinencia que este tango tenía, como material de trabajo didáctico, para introducir en nuestra escuela este elemento de la cultura popular de nuestra ciudad.

Podemos afirmar empíricamente que el incorporar un tango al repertorio de canto escolar, si bien comenzaba (1992) a ser frecuente en comparación con años y décadas previos de actividad escolar, todavía estaba en una etapa iniciática. El tango, en todas sus facetas música, letra, baile, constituye sin duda el elemento simbólico más identitario de nuestra ciudad de Buenos Aires, y por su originalidad es un componente esencial de nuestra singularidad como país en el plano internacional. 

El trabajo escolar de este ritmo popular ayuda a preservar y fortalecer nuestra identidad cultural popular. Estimula y fomenta nuestro sentido de pertenencia con nuestra ciudad. Su incorporación también crea la base para que se recreen y renueven sus modos de interpretación, puedan surgir nuevas obras y lenguajes entre otras posibles derivaciones.

Considerando, específicamente, la letra del tango creado en 1944 por José Razzano y Cátulo Castillo, vemos que contiene referencias geográficas sobre lugares de nuestro barrio (“¡Rivadavia y Rincón!.....Vieja esquina”), evoca un tanto al reconocido Carlos Gardel  (“Yo te alegré con mis gritos en los tiempos de Carlitos”) y menciona a grandes payadores como José Betinotti, poco conocidos por el público (“Y de nuevo se sienta a mi lado Betinotti templando la voz” ).

El trabajo aúlico incluyó la propuesta de que los niños indagaran en sus familias, amigos y vecinos preguntándoles qué sabían sobre el Café. Los relatos que pudieron recoger los chicos eran que lo frecuentaban “malevos”, y que, el comisario del barrio los llamaba irónicamente los “angelitos”; también que había frecuentado el café Carlos Gardel, entre otros comentarios recogidos.

Esta búsqueda de relatos por parte de los chicos, podemos tomarla como el primer momento en que comienza la escuela a salir a la comunidad, a relacionar nuestra actividad educativa con nuestro ámbito social comunitario.

Luego de nuestra primera salida a cantar en la esquina del Café, el trabajo en las aulas se multiplica. La profesora de plástica Gladys Ortellao encaró con los niños trabajos alusivos, convirtiéndose posteriormente en una de las referentes más representativas del movimiento pro-reapertura del café. Otros docentes propiciaron la enseñanza para bailar tango; las acciones se multiplicaban

Paralelamente, aunque en un proceso más lento, en el barrio fue creciendo el interés por organizar las acciones pro-reapertura. Y en el año 1996 se constituye la Asociación Amigos del Café de los Angelitos. En esta etapa, el barrio pasa a ser el motor principal que lleva adelante las acciones para lograr reabrir el Café. Se decidió mantener la presencia semanal en la esquina del Café cantando y bailando tango hasta lograr su reapertura en el año 2007. 

Este proceso reivindicativo que nació desde una de nuestras escuelas, fue como objeto de análisis en el libro La escuela una utopía cotidiana[1] tomado junto a otras experiencias escolares.

 En el artículo “Educación popular: una encrucijada cultural” escrito por Jorge Quiroga, este considera que “Como ocurrió en el caso de la escuela de Once/Balvanera, aquella que emprendió un trabajo cultural respecto del Café de los Angelitos, donde, de una forma o de otra, todos los maestros colaboraron con el proyecto”[2]

En dicho libro, publicado en el año 1993, Quiroga continúa señalando que “Actualmente se está organizando una Comisión de Reapertura del famoso Café, integrado por vecinos, pintores, artistas que se acercan interesados en la idea. A su vez, se está comenzando a efectivizar toda una serie de acciones que buscan recuperar la memoria histórica del barrio de Balvanera, una de las zonas porteñas con mayor tradición cultural”. Según Quiroga, estas acciones de la Escuela Esteban de Luca cumplen el cometido, enunciado por Paulo Freire, de “hacer escuela conociendo la vida” o “interpretar la realidad” operando en ella, actuando comprometidamente, emprendiendo acciones cada vez más elaboradas, de las cuales derivan con esta visión una serie de consecuencias impredecibles”

 

La actividad luego de la reapertura del Café: ¿Y ahora qué?

 

 Luego de su reapertura, la Asociación Amigos del Café de los Angelitos mantuvo sus reuniones semanales ya dentro del establecimiento –café de por medio– y comenzó a realizar homenajes a figuras emblemáticas de la cultura popular (Atilio Stamponi, Ben Molar Nelly Omar, Charlo entre otros) en la Sala Exposiciones que tiene el Café en el subsuelo. Es importante señalar que sumo su participación la Junta de estudios Históricos de Balvanera.

Paralelamente, surgió un debate se prolongó por un tiempo prolongado, que podemos enunciar de esta manera: si la creación de la Asociación Amigos del Café de los Angelitos tenía como objeto lograr la reapertura del mismo, ¿cuál es el sentido de seguir la actividad de la asociación una vez reabierto el Café? ¿Para qué reunirnos semanalmente y mantener activa la asociación si nuestra principal reivindicación fue lograda?

Surge entonces, en el marco de ese debate, la necesidad de preservar nuestro patrimonio cultural, en momentos en que bares emblemáticos cierran sus puertas como “La Perla” que, a pocas cuadras de nuestro Café, ha devenido en una pizzería despojada de toda actividad vinculada al rock nacional. Es decir, la necesidad de garantizar la realización permanente de actividades que renueven el vínculo con la comunidad educativa y barrial y con artistas vinculados al tango, también con organismos como la Junta de Estudios Históricos de Balvanera.

La simple y sencilla tertulia semanal en las mesas del Café es la base que refuerza los vínculos entre los distintos miembros de la asociación, vecinos, que a su vez, se enriquecen creando nuevas relaciones con quienes se acercan por primera vez. En esas charlas y reuniones surgen las distintas propuestas para continuar nuestra permanente voluntad de que el Café continúe con sus puertas abiertas.  

La Asociación Amigos del Café de los Angelitos ha realizado varias actividades en la sede central de nuestro gremio docente, UTE, también ubicado en Balvanera a pocas cuadras del Café, fortaleciendo el vínculo con las organizaciones que  comparten la defensa de la cultura popular de nuestro barrio y nuestra ciudad.  

 

Notas

[1] Solves, Hebe (compiladora), La escuela, una utopía cotidiana. Buenos Aires, Paidos Cuestiones de Educación, 1993.

[2] Quiroga, Jorge. “Educación popular, una encrucijada cultural”, en Solves, Hebe, op. cit.,  pag. 177.

 

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