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XXIV Congreso Pedagógico 2019 

EDUCACIÓN PÚBLICA EN LUCHA
LECTURAS Y REGISTROS PARA LA CONVIVENCIA CIUDADANA

Ponente: Carlos Monestés

Título: Reelectura del Martín Fierro. Un cruce del discurso literario con los planos económico/político/social y la ruptura del trabajo

 

Palabras clave: Literatura argentina. Trabajo. Exclusión social. Relectura de clásicos.

 

 

I

¿Qué significa hoy una relectura del Martín Fierro? ¿Cuál es nuestra

propuesta? Sacarlo de algunos lugares canonizados y proyectarlo a

casi 150 años de su aparición. Si bien los contextos económicos y los

factores políticos se han modificado con el correr de los años, al igual

que en la época hernandiana una parte importante de la población

queda afuera, en las márgenes del desarrollo social.

Además de reflejar la sabiduría, refranes, conocimientos de las tareas

del campo y la lucha contra la injusticia, el Martín Fierro nos ha dejado

expuesta la primera fractura de nuestra historia moderna y pampeana:

los gauchos, esos habitantes de la llanura, no son contenidos, van

quedando desplazados, a la orilla del nuevo proceso de inversión

económica/expansión territorial/mano de obra-salario/exportación.

No queremos avanzar más sin referirnos al marco convocante de este Congreso Pedagógico “Educación Pública en Lucha: Lectura y registro para la convivencia ciudadana”. Existe una conexión directa con lo que expondremos en las siguientes líneas ya que  una de nuestras paradigmáticas obras  literarias  expresa ese quiebre  histórico de  NO CONVIVENCIA CIUDADANA si lo referimos a los pobladores rurales de ese momento.

Asimismo trataremos de expresar las causas que impiden esa convivencia y cómo esas causas, en el caso de Fierro, tienen que ver con las políticas de Estado y además la centralidad de la escuela en la lucha, las lecturas, los registros que son las raíces para una sociedad mejor.

 

II

Todas las crisis económicas en su estadio central conllevan la obturación del trabajo. El trabajo-no trabajo es un instrumento de poder de las clases dominantes. ¿A quién o a quiénes se responsabiliza?  A los cambios en los procesos productivos, a la tecnología, a la falta de adecuación de una determinada legislación, a los trabajadores. Recordemos las veces que Menem le decía “nostálgico” a Ubaldini, cuando en realidad se esconde, se elude, se soslaya la acumulación salvaje del capital.

Abrimos la escena, en consecuencia,  a un Martín Fierro trabajador, veremos que ocurre con él. Dice Hernández en el Canto VI

Dende chiquito gané

La vida con mi trabajo

Y aunque siempre estuve abajo

Y no sé lo que es subir

También el mucho sufrir

Suele cansarnos ¡barajo!

Recuperamos nuestras apreciaciones de un Martín Fierro trabajador, lo intuimos, hablamos de él para que se haga presente en la escuela recreado en los miles de pibes que hoy no pueden ingresar al mundo laboral.

Nuestra propuesta es percibirlo desde el quiebre del trabajo en su época, sin desdeñar y valorando las múltiples miradas que hay sobre la obra; es más, nos interesa transmitir al lector toda la riqueza, complejidad y posibilidades de resignificación; por ejemplo, ¿cómo sería hoy una relectura desde la perspectiva de género? Sugerimos algunas líneas de interpretación que pueden coexistir, agruparse, priorizarse, etc: 1) desde lo antropológico, 2) desde el lenguaje, 3) desde la perspectiva de género, 4) desde las políticas económicas (contexto), 5) desde la biografía del autor, 6) desde la historia de la literatura argentina, 7) desde la poesía gauchesca, 8) desde el movimiento literario romántico, 9) desde la psicología del personaje, 10) desde la polémica y la crítica, 11) desde la dicotomía europeísmo vs. literatura gauchesca, 12) desde la crítica social, 13) desde la exclusión social, 14) desde la parodia ,15) desde la consideración de los pueblos originarios.

Para ubicar el tema tengamos en cuenta algunas fechas. La Primera Parte del Martín Fierro es de 1872, conocida como la Ida, la segunda de 1878, conocida como la Vuelta. Hernández fue partidario de Urquiza, enfrentó el predominio de la ciudad de Buenos Aires. A  partir de 1858 instalado en la ciudad de Paraná, capital de la Confederación Argentina, fue taquígrafo de los debates  en las sesiones de senadores. Urquiza es asesinado en 1870 y luego de su muerte Hernández milita con López Jordán, el caudillo entrerriano que continúa levantando las banderas del federalismo. En ese interín Sarmiento (presidente de 1868 a 1874) pone precio a la cabeza de López Jordán (100.000 pesos fuertes) y a la de Hernández (1.000 pesos fuertes).

Mientras pergeña su obra vive el exilio brasileño en la localidad fronteriza de Santa Ana do Livramento y escribe los primeros versos del Martín Fierro; al mismo tiempo en Buenos Aires  triunfa el mitrismo, los intereses portuarios tienen las manos libres y la llamada “Campaña  del Desierto” incorpora millones de hectáreas acelerando un cambio en escala de la matriz productiva. En este contexto van a comenzar los males de Fierro, en una requisa lo toman por vago (Ley de Vagos) y concatenadamente lo llevan a los fortines (Ley de Levas).

Vamos a experimentar un cruce de este Martín Fierro acosado por la legalidad con el personaje de “Confesiones de invierno” (ver anexo) un tema fundacional de nuestro rock nacional editado en el segundo álbum de Sui Generis, conformado en ese momento por Nito Mestre y Charly García. Este álbum aparece días después de la asunción de Cámpora, en junio de 1973. Ambos personajes son marginados, el término más apropiado es “no incluidos”, y no es que nunca estuvieron incluidos, sino que estaban y fueron expulsados, cada uno por una operación de épocas y matrices aparentemente distintas. Cabe preguntarse, entonces, que tiene Fierro en común con el personaje de “Confesiones de invierno” que comienza así: “Me echó de su cuarto gritándome / No tenés profesión”. A este joven que es echado al grito de “no tenes profesión”, le pasan cosas: despojado, sin sol, sin abrigo, en el frío invernal, quizás un futuro que nunca llega, sin vivienda ni lugar. En este proceso trazado de coordenadas de desamparo aparecen escenas dolorosas, no tiene dinero, ve cortadas sus posibilidades de desarrollo. Además, la radio le agrega a todo esto confusión y aparecen en esta situación los “lobos”. Un vocablo que ejerce un poder dominante, es fuerte, no deja nada, arrasa. También Dios, ese Dios ha bajado de categoría para colocarse como un comerciante detrás del mostrador. Con la despersonalización, el deterioro y la caída viene de puntillas un proceso de marginación donde no importa ganar o perder porque se vive en un infierno. Continúa con la cárcel, el apartamiento social y la aceptación resignada de la nueva condición.

Hemos realizado una síntesis de esta canción usando a veces textualmente sus mismos vocablos para trazar un recorrido de cómo se dan los procesos de marginación social y comparar con lo que le ocurre a Fierro, quien es arriado en una pulpería y llevado a la frontera, lejos de su anterior ocupación, habitat, trabajo, vínculos, afectos, cómo dice él: “Tuve en mi pago en un tiempo / hijos hacienda y mujer (…). Aquello no era trabajo / más bien era una junción" (Canto II).

El apresamiento de Fierro es la aplicación de un esquema represivo en la campiña donde vivía nuestro personaje. Funcionaba como un mecanismo muy aceitado, en primer lugar  la Ley de Vagos, de vieja tradición (esta normativa había salido en 1822, firmada por Rivadavia y Martín Rodríguez), en ella se le exigía al poblador rural la famosa papeleta que acreditaba que estaba conchabado, tenía trabajo, estaba empleado a las órdenes de un patrón, si no era así se le aplicaba la otra parte del mecanismo, la Ley de Levas, un bando de 1815 mediante el cual al “vago” se lo castigaba con una incorporación al ejército de línea durante cinco años, de esta manera se reclutó permanentemente para las guerras civiles y la de la Triple Alianza. En el caso de Fierro el destino eran los fortines.

La vida en los fortines estaba llena de privaciones “solo una manta peluda / era cuanto me quedaba” (…) “No tenía ni camisa  / ni cosa que le parezca” (Canto IV). Tampoco entra en la lista para que le den de baja o recibir una paga eternamente prometida. Llega un momento en que no ve cómo salir de este encerrona y piensa en desertar “De sueldo nada les cuenteo / porque andaba disparando” (… ) “Van dos años que me encuentro / y hasta aura he visto ni un grullo” (Canto IV)

Después de desertar, el primer lugar hacia donde va Fierro es a su rancho en busca de su mujer e hijos, pero en vez del rancho encuentra una tapera. En otras palabras, pasa de la aplicación de las leyes de vagos y levas a no tener lugar, es expulsado de su hábitat o de su ocupación, podríamos decir hoy.  El no lugar es un paso más de la marginación, se queda sin espacio, lo que lo empuja a convertirse en gaucho “matrero”: “¡Tal vez no te vuelva a ver / prenda mi corazón!” (…) “Como hijitos de la cuna / andaran por ahí sin madre / Ya se quedaron sin padre” (Canto VI) 

Si tenemos que agregar algo sobre nuestro personaje es que

se encuentra permanentemente encorsetado por la ley y la justicia,

la ley es el leit motiv que lo acorrala:

La ley es tela de araña

y en mi ignorancia lo explico

no la tema el hombre rico

no la tema el que mande,

pues la ruempe el bicho grande

y sólo enrieda a los chicos

(…)

la ley es como el cuchillo

no ofiende a quien la maneja

Para vincular, hay un pequeño texto de Franz Kafka que no alcanza una página, denominado “Ante la ley” (1915), donde un campesino llega a la puerta de la ley que es un castillo y está custodiada por un guardián que le impide la entrada, así se pasa toda su vida, esperando, y el guardia lo felicita con una palmaditas por haber empleado todos sus esfuerzos en querer entrar. A veces los grandes señores escuchan sus ruegos con indiferencia. ¡Cuánto esperar para entrar en la Ley!

La aplicación de las leyes de vagos y levas continúa con la pérdida de identidad y su marginación, mata a un mulato, en una pulpería, en otra ocasión a un protegido de la autoridad, después al no tener cabida en la sociedad le quedan las tolderías, de trabajador libre en otro esquema de producción a gaucho pendenciero perseguido por el gobierno. Fierro está cinco años con los indios y no quiere volver a la “civilización”, los indios le ponen una carpa en un extremo de la toldería. Muere en una epidemia de viruela su amigo Cruz y eso lo impulsa a volver a la “civilización” en este caso acompañado por una cautiva a la que le salvó la vida.

 

III

 

La llegada del Estado al medio rural donde habitaba Fierro también significó la llegada de un andamiaje penal. Obviamente hubo avances en el desarrollo económico y tecnológico, la intrusión del Estado llena un vacío pero su contracara es que su andamiaje penal se aplica respecto al mundo del trabajo.

Así como decimos que el trabajo ordena, el no-trabajo desordena, la desprotección de los pobladores rurales estimula la siguiente tríada: miseria-marginalidad-delito, de ahí esa frase que se acumuló y difundió por diversos estratos sociales: “gaucho vago y mal entretenido”, en otras palabras es la ruptura de la cadena del trabajo, Producción-Comercio-Intercambio, que es lo que ocurrió en nuestra campaña en esos momentos que bien plasma José Hernández.

Basta ver la vida en los fortines donde lo llevan a Fierro. En el mismo momento que le arrebataban las tierras a los pueblos originarios se construye una gran planificación que tiene como norte nuevas estancias, exportaciones, embarques. Fierro en el fortín no sabe qué va a ser de él mañana, no tiene futuro. Sufre frío, pelea con armas viejas, se viste con jirones, ve como sus superiores se quedan con las tierras, espera estar alguna vez en la lista del salario que nunca llega, consigue tabaco juntándole plumas y cueros al pulpero.

Poner el concepto del trabajo junto a la figura de Martín Fierro es una pelea por ampliar su sentido. Decimos ampliar el sentido porque esta obra ha suscitado una enorme y exhaustiva crítica literaria, política y sociológica, muy entendible dada la significación del personaje y el autor en la historia y literatura de nuestro país. Quizás el hecho de que se conozca más a su personaje –Martín Fierro– que su autor –José Hernández– habla de ello.

Nos vamos a referir aquí a las apreciaciones de J. L. Borges sobre nuestro personaje teniendo cuenta la posición destacada de este escritor en la literatura argentina. Borges relata que su madre, Leonor Acevedo, le había prohibido su lectura porque Hernández era partidario de Rosas y los ancestros suyos eran unitarios. Es interesante apreciar en este relato el simbolismo político que tomó el Martín Fierro desde sus primeras ediciones, embanderado contundentemente con los caudillos federales. Posteriormente Borges se acerca a esta obra a través de la ficción literaria en dos cuentos: “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz” (El Aleph, 1949) y “El Fin” (La Nación, 1953). Fuera de la ficción literaria y ante el debate de qué obra es más representativa de la literatura argentina, nuestro escritor galardonado se inclina por el Facundo de Domingo F. Sarmiento por oposición al Martín Fierro al que considera la historia de un gaucho criminal y pendenciero.

Quizás uno de los méritos más grande del Martín Fierro es que pone en palabras y hace visible detrás de su atrayente figura literaria lo invisible que son esas relaciones económicas nuevas que terminan arrinconado a los pobladores rurales. De alguna manera nuestra propuesta es contextualizar ese momento de nuevas características de producción y comercialización, de incremento de la extensión territorial y propiedades porque esto conlleva la visibilización de hombres y mujeres que habitaban el espacio rural. El juicio de Borges sobre el Martín Fierro, más allá de cualquier intencionalidad, es parte de una disputa por su significación y resignificación. Sus valores, rebeldía y lucha por la justicia van a tener un plus si lo ubicamos frente al poder de turno como un hombre que ha sido expoliado de su hogar y ocupación y  que queda por fuera de las nuevas estructuras que se imponen, y además que su historia es representativa de miles de pobladores rurales. ¿Qué otra explicación hay a los miles de ejemplares vendidos a paisanos que no sabían leer?

Los adjetivos sobre el comportamiento humano, en ocasiones subsumen los contenidos, nuestro personaje puede mostrarse malo, pendenciero, payador, leal, rebelde, cuchillero, héroe, matrero, malentretenido, criminal, valiente pero también como quería su autor, Hernández, y su propio hermano, Rafael, llama la atención y va a fondo para mostrar las injusticias en ese Estado nuevo que se está haciendo y termina de plasmarse a finales del siglo XIX.

 

 

Marginación y penalidad en lo urbano y lo rural

Loic Wacquant, discípulo de Bordieu, investigador y profesor de la Universidad de California-Berkeley, realizador de dos libros Las cárceles de la Miseria y Parias urbanos nos da elementos para trazar una similitud entre lo que ocurre en las grandes ciudades bajo la égida del capitalismo salvaje y lo que pasaba antes en la campaña donde funcionaba una tríada inseparable miseria-delito-marginalidad. Esta similitud que hoy encontramos con los llamados “marginales urbanos” tiene que ver con el trabajo y con la ruptura de la cadena Producción-Comercio-Intercambio, que es lo que aconteció en nuestra campaña en esos momentos plasmados por José Hernández.

El quiebre que ocurrió en la economía pastoril incluye el paso de gaucho a peón rural, las nuevas tecnologías, las demandas de los centros internacionales de poder, las modificaciones de la estructura del comercio mundial, el cambio de calificación de la mano de obra. Son todas rupturas y reacondicionamientos que también se dan en el espacio urbano, en las cosmópolis, reproduciendo aquí la marginalidad, miseria y delito que antes existían en la campaña donde se desplazaban los “vagos y mal entretenidos”.

El “no empleo” se transforma en “no lugar” y si no hay lugar surge el “mal entretenido” por oposición al “bien entretenido” que es quien se beneficia de la aceptación y la inclusión dentro del sistema. Ayer parias campesinos (mal entretenidos), hoy parias urbanos. Ocurre donde se quiebra el trabajo y aparecen espacios vacíos. Los intereses económicos, que son celéricos, si no son regulados en su dinamismo voraz, tienen como consecuencia el quiebre social.

El Estado, en la época del Martín Fierro, presente en esa campaña que empieza a organizarse, inserto en esa campaña, al desproteger a sus pobladores se convierte en Estado Penal; es decir, penaliza miseria y marginación. Fue el Estado Penal que se fue construyendo a partir del Código Rural de 1865, a partir de tolerancia 0. Tolerancia 0 fue la campaña del desierto que terminó con la existencia de las tolderías y tolerancia 0 fue la aplicación de la Ley de Levas y la Ley de Vagos a los habitantes de esa época, los gauchos.

Las políticas de exclusión social como la del neoliberalismo o la de la oligarquía en esa época conllevan la existencia de un Estado que intenta disciplinar, es lo que ocurría en la campaña en el lugar donde José Hernández escenifica su personaje: la zona de Tandil, Camarones, Tandileufu (Ayacucho), Dolores, Vivoratá, con poca comunicación con  Buenos Aires, donde un porcentaje importante de sus pobladores “vagaba”, se desplazaba accidentalmente y se identificaba a sí mismos en hábitos, relatos, música, a lo que hay sumarle el desgranamiento de las guerras civiles (Batalla de San Gregorio) y la presencia de los pueblos originarios en el escenario político-militar-económico. Todo esto engrosaba una población ambulante y heterogénea que presionaba fuertemente a un Estado que comienza a comprimir.

En el territorio hernandiano encontramos el Tribunal de Primera Instancia en lo Criminal con asiento en Dolores y el Juez de Paz en Pila. Dolores fue el territorio donde la tierra se encontraba más repartida, y consecuentemente fue el partido con más concentración de población: un rancho cada 257 hectáreas y 8,7 habitantes por rancho (Juan Carlos Vedoya: “El campo rosista y Hernández”); en Dolores existían dos estancias: la de Parravicini, 17 leguas y la de Anchorena, 10 leguas, la producción era más ovina que vacuna y esto tiene que ver con la presencia de extranjeros más aptos para desempeñar la tarea de pastores. Es necesario recordar que cuando lo llevan preso a Martín Fierro había en la pulpería un inglés “zanjiador” y un gringo.

El orden social se concentraba alrededor del trabajo y la actividad en la estancia, eso es lo que cuenta y detalla Fierro; también en la pulpería, lugar de contacto, comunicación y diversión. La legislación del Estado llega y va determinando una relación clasista. En este contexto de cosas se produce una mixtura entre el anterior patrón libre y este nuevo patrón que se acoge a las leyes, aunque no siempre el ensamble fue bien articulado y sin grietas. Esta situación toma al gaucho en una expansión de la economía, lo afecta, no su expansión sino cómo se hace la transformación. Su economía personal se contrae, el circulante de dinero pasa a ser un factor central. Enfrente del paisano van surgiendo los puebleros, patrones y pulperos y en el reverso los fortines, los castigos.

En los años que Martín Fierro transita la pampa no había trabajo estrictamente asalariado, el gaucho estaba incorporado a las tareas de las anteriores estancias, del trueque también, venta de plumas de avestruces, cuero, etc. Era como en las barriadas urbanas actuales donde existe una economía informal, la changa y otros circuitos de producción y comercialización. La generación del 80 es quien tuvo como interés en poner un coto a todo eso, son los famosos códigos que hizo Vélez Sarsfield de derechos y obligaciones de las personas para enfrentar una sociedad y economía informal, subterránea, que tenía infinitas vías de circulación, y el gaucho participaba de todo eso. La legislación impone su peso, realiza una intrusión en esa economía, forzada por la urgencia de los que compraban materias primas en Europa, entonces es muy difícil crear otra economía o asimilarse a la nueva ahí donde es expoliada la economía anterior. Los que siempre piden “reglas de juego claras”, obvio en función de sus intereses, nunca respetan las “reglas de juego” de los otros. Y también al gaucho le roban el lenguaje, su origen y desarrollo como poblador de la pampa.  Entonces no encuentra espacio político.

Para visualizar el tema de las transformaciones económicas nos corremos un poco para ver lo sucedido durante el peronismo, “Transformaciones con derechos” o “Transformaciones sin derechos”. Lógicamente, en 1945 el mundo era otro, en el 17 el emblema del proletariado se había levantado con la Revolución Rusa; no obstante la diferencia de época podemos hacer notar que durante el peronismo la expansión de la economía se lleva a cabo con una transformación que incluía derechos sin marginación social. Se incorpora el trabajo y los sujetos que lo realizan con derechos individuales y colectivos. La industrialización en la época del peronismo fue muy veloz, quizás más veloz que la apropiación de la tierra por parte de la oligarquía, sin embargo una se realiza con derechos y otra no. Forzando, forzando porque son muchos años de diferencia podemos establecer una imagen del Código Rural (1865) al Estatuto del Peón (1944).

Si se hace un repaso por la iconografía de la época, en las fotografías de Panuzzi y Gonnet (1866) hay una mayoría de grupos de gauchos en las pulperías comiendo o jugando a la taba, sentados alrededor del fuego o tomando mate, matando el tiempo, en imágenes tan terriblemente similares a lo que podría constituir hoy una imagen de los grupos urbanos bebiendo y conversando en las calles. Desde el discurso del poder estos grupos fueron y son criminalizados, a veces tangencialmente y a veces en forma directa. En la época de Fierro una expresión nítida fue el aumento de la población carcelaria, a Fierro lo agarran para incrementar la población fortinera. Las reglas de la campaña y la existencia de los fortines era tolerancia 0.

Creo que si logramos ubicar a nuestros alumnos en esta comprensión del Martín Fierro claramente lo traemos al presente, su presente en la comprensión de que siempre está vigente el derecho a un trabajo justo y digno.

CONFESIONES DE INVIERNO

 

Me echó de su cuarto gritándome:
"No tienes profesión"
Tuve que enfrentarme a mi condición,
en invierno no hay sol.
Hace frío y me falta un abrigo
y me pesa el hambre de esperar...
Y aunque digan que va a ser muy fácil

Es muy duro poder mejorar

Quién me dará algo para fumar
o casa en que vivir?
Sé que entre las calles debes estar
pero no se partir.
Y la radio nos confunde a todos
sin dinero la pasaré mal,
si se comen mi carne los lobos
no podré robarles la mitad.
Dios es empleado en un mostrador
da para recibir
Quién me dará un crédito, mi Señor?
sólo se sonreír.
Y tal vez esperé demasiado,
quisiera que estuviera aquí
cerrarán la puerta de este infierno
y es posible que me quiera ir.
Conseguí licor y me emborraché
en el baño de un bar.
Fui a dar a la calle de un puntapié
y me sentí muy mal.
Y si bien yo nunca había bebido
en la cárcel tuve que acabar,
la fianza la pagó un amigo,
las heridas son del oficial.
Hace cuatro años que estoy aquí
y no quiero salir.
Ya no paso frío y soy feliz
mi cuarto da al jardín.
Y aunque a veces me acuerdo de ella
dibujé su cara en la pared
solamente muero los domingos
y los lunes ya me siento bien...

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